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Anécdotas, atuendos y tiaras en la gala de Ingrid de Noruega

Los detalles de cada Familia Real en la puesta de largo de la princesa heredera

La familia Real noruega ha decidido celebrar por todo lo alto la mayoría de edad de la heredera al trono, Ingrid Alexandra, con una gala en la que gran parte de la realeza europea ha hecho acto de presencia. Analizamos curiosidades de la jornada y atuendos de los invitados detallados por familia Real.

Noruega/Anfitriones

La reina Sonia de Noruega, con un exultante vestido amarillo probablemente diseñado por ella misma, que ya en su día cosió su propio vestido de novia, se coronó con uno de los mejores aderezos de la joyería noruega: una tiara de esmeraldas y brillantes de la emperatriz Josefina, esposa de Napoleón, combinada con collar, pendientes y broche compañeros, unas joyas que el Ministerio de Cultura mantiene expuestas todo el año.

La reina Sonia de Noruega lució un exultante vestido amarilloEFE

Teniendo en cuenta que Noruega es un pequeño país en población, con solo 5,2 millones de habitantes, menos que la Comunidad de Madrid, y que son relativamente austeros, fue todo un evento organizar la gala para la princesa heredera, que no obstante utilizó un vestido de Alberta Ferretti que su madre lució hace varios lustros y que no le favorecía de color. La tiara Boucheron de perlas y círculos, fue en su día una pieza de la princesa Ingeborg de Dinamarca, a su vez abuela del rey Harald de Noruega.

La princesa Ingrid Alexandra de Noruega se emocionó durante su discurso en la cena de galaEFE

Mette-Marit repitió vestido y escogió una discreta tiara, al igual que Marta Luisa y sus hijas, que también reutilizaron prendas de su madre. Tanto Mette-Marit como el príncipe Haakon estuvieron muy emocionados y llorosos; se mostraron muy orgullosos de su hija Ingrid. Marta Luisa de Noruega presentó oficialmente a su prometido, el chamán Durek Verrett.

El príncipe Haakon y la princesa Mette-Marit, durante su discurso en la cena en el Palacio de OsloEFE

Bélgica

La reina Matilde de Bélgica escogió un vestido azul de Armani Privé, la línea de costura de la casa italiana, con zapatos y clutch de la misma marca. Llevó una tiara que utilizaba mucho la reina Fabiola de Bélgica, la Wolfers. Aunque la familia Real belga no posee muchas joyas, el importantísimo grupo de joyeros y tratantes de diamantes de Amberes regaló a Fabiola en su día esta tiara montada y diseñada por la casa Wolfers. No es muy complicada pero se puede usar también como collar y diadema.

La princesa Elizabeth de Bélgica (a la izquierda), junto a la reina Matilde de Bélgica (a la derecha), que eligió un vestido azul de Armani PrivéEFE

Su hija, la princesa Elizabeth de Bélgica, heredera al trono, llevó una tiara de brillantes hecha para ella y, como su madre, vistió de Armani Privé, en concreto un modelo algo retro por sus brillos y por la textura de corte palabra de honor al que le cosieron el escote que inicialmente era muy abierto en las propuestas de Giorgio Armani. Resultaba Elizabeth demasiado pálida para ese modelo y color.

Luxemburgo

La Gran Duquesa heredera de Luxemburgo, Stéphanie, llevó un modelo de Elie Saab en un verde fluor que no le favorecía especialmente y la tiara de zafiros de Maria Adelaida, la primera gran duquesa mujer del siglo XIX tras cinco grandes duques.

Dinamarca

La princesa Mary de Dinamarca, cada vez más parecida a su cuñada Marie Cavallier, llevaba un tocado/tiara «llamada de medianoche» diseño de la joyera danesa Charlotte Lynggaard, quien decidió prestarle la diadema a la princesa con motivo de un aniversario de boda y puede habérsela cedido permanentemente. Repitió el vestido que había escogido para la coronación de Guillermo de Holanda.

Holanda

Máxima y Guillermo de Holanda acudieron acompañados de su hija Amalia, la princesa heredera. La reina escogió un elegante vestido de Jan Taminiau que ya había llevado antes y la tiara Stuart, una de las más especiales de la Casa Real holandesa, que además tiene la particularidad de poderse adaptar a varios tamaños y formatos, escogiéndose en este caso una composición mediana que no estaba coronada por el imponente diamante Stuart.

Máxima y Guillermo de HolandaEFE

Amalia de Holanda, que tuvo la suerte de entrar a la gala del brazo de nuestro Rey Felipe, lució espectacular con un vestido rosa con capa a medida y con la tiara de estrellas que llevó Máxima el día de su boda, que era una remodelación de una tiara con perlas de Beatriz de Holanda. Máxima le añadió varios detalles y aunque es de las menos valiosas se trata de una tiara simbólica y angelical.

Ingrid de Noruega (en el centro), escoltada en la zona superior por Amalia de Holanda y la princesa Elizabeth de Bélgica y al lado de la princesa Estelle de Suecia y el príncipe Carlos de LuxemburgoEFE

Suecia

Victoria de Suecia escogió a una creadora de su país, Frida Jonsvens, luciendo un precioso vestido en color blanco con flores de varios colores y una tiara sencilla, la tiara Laurel, que perteneció a la princesa Lilian, segunda esposa de su tío abuelo Bertil. Su hija Estelle la acompañó con un vestido azul claro de similar estilo y flores como las del de su madre.

Grecia

Marie Chantal Miller, lució un precioso vestido verde y una gigantesca tiara recuperada de la familia Real Griega: viene de la reina Sofía de Prusia, la que heredó la reina Federica, madre de nuestra reina Sofía, pero fue adquirida posteriormente por los Miller, sin que se conozcan los detalles. La princesa Olympia, su hija, iba bellísima y llevó una tiara desconocida de diseño limpio.

Bulgaria

Representando a la familia Real búlgara, estaba una moderna combinación de personas: Kyril de Bulgaria acudió con sus tres hijos y su actual novia, Katharine Butler. También allí se encontraba su ex, Rosario Nadal, muy amiga de Mette-Marit. Nadal acudió elegantísima, como siempre.

Ausencias

Las ausencias más sonadas han sido las de la reina Letizia, la princesa Leonor y la infanta Sofía. Comprendemos que no se deseara avanzar la puesta de largo de las dos hijas de los Reyes de España antes de cumplir los 18 años y en otro país, pero resultó extraño que Don Felipe tuviese que acudir solo. No se contó con la presencia de ningún miembro de la familia Real británica, ya que ni los Wessex hicieron acto de presencia. Y la pareja principesca de Mónaco, extraños y poco naturales, tampoco acudió. Esta vistosa gala abre la veda de muchas que vendrán en un futuro a animar el mundo de la realeza, la moda y la joyería.