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01 de mayo de 2024

La princesa Rita Boncompagni Ludovisi posando en Villa Aurora en Roma

La princesa Rita Boncompagni Ludovisi posando en Villa Aurora en RomaAFP

Rita Boncompagni-Ludovisi, la princesa que se niega a dejar el palacio que alberga el único mural de Caravaggio del mundo

La tercera y última esposa del difunto príncipe escandalizó a Washington y desde hace 20 años forma parte de la realeza

En Villa Aurora, residencia histórica de Roma, se encuentra el único mural conocido del maestro Caravaggio. Sin embargo, Villa Aurora no es un museo, sino una casa particular, donde vive la princesa Ludovisi. Para ser más exactos, Rita Carpenter Jenrette Boncompagni-Ludovisi, nacida y criada en Texas hace más de setenta años, recuerda a esas damas que pasean por Park Avenue. Esbelta, con cabello rubio platino y faciones perfectamente simétricas, la princesa aparenta 20 años menos de los que recoge su pasaporte.
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El derrumbe de uno de los muros del palacio ha provocado que un juez ordenase este viernes el desalojo de la propiedad, pero Ludovisi no tiene pensado hacer las maletas. La noticia se produce un día después de que finalizara la quinta subasta –la primera fue en enero de 2022– por la venta de esta joya inmobiliaria. Una vez más no se ha encontrado un comprador dispuesto a desembolsar 145 millones de euros.

Historia en tres actos

«Tengo la intención de defender enérgicamente mi derecho a usar la villa», alegó la princesa, a quien la justicia ha dado 60 días para irse. «Estoy tratando de no enfadarme, pero es difícil», asevera. La historia vital de Rita Carpenter se desarrolla en tres actos.
Foto de boda de Nicolò Boncompagni Ludovisi y Rita Jenrette

Foto de boda de Nicolò Boncompagni Ludovisi y Rita JenretteMarco Mancini

Al alcanzar la mayoría de edad, Rita deja atrás la América profunda por Washington, donde comienza a trabajar como investigadora política del partido republicano. «Nunca he sido republicana, pero pagaban bien, así que me dediqué a buscar los trapos sucios de los candidatos del otro lado», explica. Por aquel entonces, conoció a John Jenrette, una joven promesa de la política con quien se termina casando. Noches interminables de votaciones, sexo bajo las columnas del Capitolio, cocaína... así transcurría la vida desenfrenada de los políticos norteamericanos, según describe en sus memorias la actual princesa Ludovisi. Es ella la que pone fin al matrimonio, cansada de las infidelidades de Jenrette.
Decidida a seguir explotando el filón de exmujer de un diputado, Rita protagoniza una portada en la revista Playboy, escribe dos libros (My capitol secrets y Conglomerate), aparece en varios programas de televisión y en la película Zombie Island Massacre.
Luego, se muda a Nueva York y se mete de lleno en el sector inmobiliario en el que despunta con la venta del edificio de General Motors a Donald Trump, en 1998.

Lo hicieron pasar por un borracho, pero hablaba siete idiomas

Conoció al príncipe Niccolò Boncompagni-Ludovisi en 2003, cuando un amigo suyo le pidió que fuera su bróker. «Él quería transformar una finca en las afueras de Roma en un gran resort», recuerda la estadounidense. El complejo turístico nunca se terminó, pero surgió el amor entre Rita y el príncipe, quien dejó a su segunda esposa para casarse con la oriunda de Texas.
Durante 20 años, Rita ha residido en Villa Aurora, una especie de palacio de Kensington, escondido por altos muros, que pertenecía a su marido y del que ella heredó el 50 % al fallecer él. Desde que se mudó a Roma, la princesa se ha dedicado a la restauración de la Villa Aurora, que fue erigida en 1570 por Francesco del Nero.
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Las malas lenguas acusan a la princesa de dejar morir al príncipe, un alcohólico perdido, y de que a ella lo único que le interesaba era el dinero. «Lo hicieron pasar por un borracho, pero hablaba siete idiomas. La psiquiatra a la que acudimos cuando quisieron incapacitar a mi marido dijo que no solo era capaz de entender, sino que también era brillante», alega la princesa en un documental.
Dicen los romanos que el suyo fue un gran amor nacido de un gran malentendido: Rita pensó que Niccolò era el rico y viceversa. Se amaban mucho a pesar o quizás precisamente por el equívoco.
Antes de fenecer en 2018, el príncipe indicó, entre sus últimos deseos, que Rita, su tercera esposa, tenía derecho a vivir en la villa. Algo que no fue del agrado de los hijos del príncipe que impugnaron la decisión, dando lugar a una batalla legal. Finalmente, las partes llegaron a un acuerdo: sacar el palacio a subasta. Un año después, Villa Aurora sigue sin tener comprador, a pesar de que el precio se ha rebajado 330 millones de euros respecto al que se solicitaba inicialmente. La próxima subasta será en el mes de abril.
Mientras tanto, o al menos durante otros 60 días, Rita Ludovisi seguirá morando la villa que alberga un fresco insólito con Júpiter, Plutón y Neptuno que se le encargó a Caravaggio.
Júpiter, Neptuno y Plutón en el mural de Villa Aurora, de Caravaggio.

Júpiter, Neptuno y Plutón en el mural de Villa Aurora, de Caravaggio.

La extraordinaria pintura, que data de 1597 y está valorada en unos 300 millones de euros, adorna uno de los techos y mide tres metros de largo y 1,8 de ancho. Un buen motivo para recibir en la villa a entusiastas y estudiosos, como ocurría en vida del príncipe. La viuda de Ludovisi intentó sacarle partido al singular fresco y la Justicia la acusó de organizar visitas guiadas ilegales. Un hecho que la exconejita de Playboy niega tajantemente, pero que habría sido determinante en la decisión de desalojo.
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