
Miranda Rijnsburger y Julio Iglesias, en una imagen de archivo
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El motivo detrás del silencio de Miranda Rijnsburger desde hace treinta años
La mujer de Julio Iglesias nunca ha sido amiga de los focos, alejándose de ellos desde que conoció al cantante
En el imaginario colectivo, el nombre de Julio Iglesias evoca fama, glamour y una vida dedicada al espectáculo. Pero junto a uno de los artistas más internacionales de habla hispana, se encuentra una figura mucho más discreta, casi enigmática: Miranda Rijnsburger, su esposa y compañera desde hace más de tres décadas. Aunque ha compartido la vida del cantante en la intimidad, su historia personal sigue siendo, en gran medida, un misterio para el público.
Nacida en Leimuiden, un pequeño pueblo de los Países Bajos, en octubre de 1965, Miranda Rijnsburger inició su carrera como modelo en Europa, trabajando para firmas y revistas de prestigio. Su belleza clásica y carácter reservado la distinguieron en una industria dominada por la exposición constante. Fue en 1990, cuando tenía 25 años, cuando conoció a Julio Iglesias, y desde entonces se convirtió en una presencia constante en su vida, aunque sin ceder al foco mediático.
Se conocieron una mañana de diciembre de 1990 en el aeropuerto de Yakarta (Indonesia). Nada más verla, él supo de inmediato que sería la mujer de su vida. Miranda, entonces de 25 años, ya estaba acostumbrada a la atención de las mujeres que la rodeaban, pero fue el cantante quien, con su carisma, se acercó para invitarla a su concierto esa misma noche.
Tras la actuación, el cantante dio un paso más y le propuso acompañarlo en su gira por Kuala Lumpur, Singapur y Tokio. A pesar de sus dudas, Miranda aceptó la invitación. En ese momento, ella trabajaba como secretaria en una empresa de Róterdam y como modelo publicitaria para complementar sus ingresos. Julio, por su parte, tenía 47 años, era una estrella internacionalmente reconocida, había estado casado con Isabel Preysler durante siete años y tenía tres hijos: Chábeli, Julio y Enrique.
Lejos del estereotipo de 'mujer de', Miranda Rijnsbuger ha sido una figura clave en la estabilidad personal del artista, quien ha reconocido públicamente el papel fundamental que ella ha jugado en su vida y carrera. Juntos han tenido cinco hijos: Miguel, Rodrigo, las gemelas Victoria y Cristina, y Guillermo. A pesar de formar parte de una de las familias más famosas del panorama internacional, ha protegido con celo la privacidad de sus hijos, alejándolos de los focos y llevando una vida del todo enigmática en Punta Cana (República Dominicana). Allí, en una lujosa casa con siete habitaciones, ocho baños y una parcela de 450 hectáreas es donde han encontrado su refugio personal.

La pareja lleva más de tres décadas de amor
En entrevistas ocasionales, el propio Iglesias ha reconocido que fue Miranda quien le dio «tranquilidad y sentido familiar», algo que él mismo había admitido no haber tenido antes. La boda de la pareja, celebrada en 2010 en una ceremonia íntima en Marbella, fue casi un acto simbólico: después de más de 20 años juntos, su unión ya era un hecho consumado ante los ojos de todos, aunque solo entonces se formalizó legalmente. En esa ocasión, se celebró en la más estricta intimidad, con la asistencia de sus hijos y unos pocos amigos cercanos.
Hoy, a sus 59 años, continúa viviendo lejos de los focos. Aparece ocasionalmente en fotografías familiares o en actos privados, pero nunca ha buscado protagonismo. Su estilo, sencillo pero refinado, y su conducta siempre prudente, la han convertido en una figura muy respetada incluso entre quienes no la conocen de cerca. Algunos periodistas del corazón la han descrito como «una primera dama silenciosa», mientras que otros insisten en que es ella quien realmente sostiene el equilibrio del imperio Iglesias.