El actor José Coronado
José Coronado, vecino de uno de los barrios más caros de Madrid
José Coronado mantiene entre 100.000 y 200.000 euros en su cuenta corriente. «Lo suficiente para no vivir agobiado», bromeó ante David Broncano y el público del programa. Una declaración que, viniendo de uno de los intérpretes más reconocidos de nuestro cine, sorprende por su naturalidad y contrasta con la imagen de fortunas desorbitadas que solemos atribuir a las estrellas. A él nunca le ha interesado presumir: lo suyo es vivir con holgura, sin excentricidades, y hacerlo en el barrio que lo vio nacer, Chamberí. Si bien, el intérprete procede de una familia acomodada: hijo de José Coronado Zapata, doctor ingeniero de Telecomunicaciones, y de María Rosa García Barajas, ama de casa, creció en un entorno estable junto a sus dos hermanos mayores.
Ese Madrid castizo y señorial, a medio camino entre lo burgués y lo bohemio, se ha convertido en uno de los territorios más codiciados de la capital. Es hoy uno de los distrito más caro de España para alquilar, con precios que alcanzan los 25 euros por metro cuadrado y llegan a superar los 27 en zonas como Trafalgar. Comprar tampoco resulta más accesible: el coste medio ronda los 8.000 euros/m², acercándose a las cifras del exclusivo Barrio de Salamanca. Vivir aquí es un privilegio reservado a unos pocos —entre ellos el alcalde José Luis Martínez-Almeida y su esposa Teresa Urquijo, recién instalados—, aunque esta zona conserve todavía ese espíritu de comunidad que lo distingue de su vecino más ostentoso.
Isabel Díaz Ayuso y José Coronado
Su ubicación en plena «almendra central» de la capital, entre Centro, Salamanca y Moncloa, lo convierte en un distrito muy demandado tanto por madrileños como por recién llegados. Frente al clasicismo de Salamanca o el aire alternativo de Malasaña, Chamberí ofrece un equilibrio único: barrio tradicional con vida de comunidad, pero también con galerías, restaurantes de moda y una fuerte vida cultural. No es casualidad: nació en el siglo XIX como ensanche burgués, poblado de palacetes y edificios señoriales que aún conservan su valor gracias a fachadas modernistas y neomudéjares que hoy son parte de su sello.
Coronado reivindica con orgullo sus raíces. Al recibir la Cruz del Dos de Mayo, concedida por la Comunidad de Madrid, lo expresó con emoción: «Ser de Madrid y venir a recoger esta gran Cruz es el máximo honor al que puede aspirar un gato enamorado de su ciudad. Madrid es el escenario donde he protagonizado mi película más importante, que es la película de mi vida. Aquí nací, en la Plaza; aquí crecí y viví épocas tan maravillosas". Con esas palabras evocaba su infancia en los años cincuenta y sesenta, cuando el barrio todavía conservaba la vida vecinal de los mercados a pie de calle. Y, pese a haber recorrido medio mundo gracias a su carrera, nunca ha sentido la tentación de instalarse fuera. Lo explica con sorna: “Soy español hasta la médula y no me quiero perder el Barça-Madrid del domingo. Si me he podido ganar la vida dignamente en mi país, ¿para qué voy a ir a otro sitio?». Una declaración que resume bien su carácter: cosmopolita en experiencia, pero profundamente arraigado a su tierra.
Sin embargo, no todo en su vida es bullicio urbano. El protagonista de No habrá paz para los malvados pasa largas temporadas en su finca de Toledo, en las inmediaciones de El Álamo, un auténtico refugio natural.