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09 de mayo de 2024

Hermann Goering en 1939. Comandó el "Escuadrón de la Muerte" alemán durante la Primera Guerra Mundial

Hermann Goering en 1939. Comandó el «Escuadrón de la Muerte» alemán durante la Primera Guerra Mundial©GTRESONLINE

Picotazos de historia

El arma de supervivencia que eligió Goering, comandante en jefe de la Luftwaffe

La elección fue una escopeta compuesta denominada «drilling» (de Drai, tres en alemán) y fue, en proporción, el arma ligera más bonita, ostentosa y cara de la Segunda Guerra Mundial

Cuando en febrero de 1941 Adolf Hitler dio la orden de crear un cuerpo destinado a ayudar a los italianos en el frente africano se dio por sentado que incluiría unidades de la Luftwaffe como apoyo. El gordo Goering, amante del lujo y de la caza, no estaba dispuesto a dejar sus chicos en esas tierras inhóspitas pobladas de salvajes, caníbales y fieras peligrosas –la mayoría de los alemanes tenían una idea sobre el Norte de África producto de las novelas de aventuras y del cine– sin un arma adecuada para la supervivencia, en el caso de que tuvieran que hacer un aterrizaje forzoso lejos de sus líneas. Por lo que eligió un arma de la prestigiosa empresa Sauer & Sohn como equipamiento de las tripulaciones, un arma destinada a protegerles de las fieras y cazar aves para la subsistencia. La elección fue una escopeta compuesta denominada «drilling» (de Drai, tres en alemán) y fue, en proporción, el arma ligera más bonita, ostentosa y cara de la Segunda Guerra Mundial.
El M 30 Drilling fue una escopeta de cañones paralelos de calibre 12 con un tercer cañón inferior de anima rayada para proyectiles de calibre 9,3 x 74 mm, equivalente a un 375 Nitro Express. Los primeros aptos para disparar cartuchos de perdigones o de posta/bala y el tercero un proyectil de cabeza blanda de gran calibre, adecuado para la caza mayor. La fabricación de cada unidad fue casi artesanal. Se utilizó el mejor acero Krupp disponible para los cañones y las piezas metálicas. La caja y el guardamanos se tallaron en madera de nogal de alta calidad, barnizada en diferentes tonos de marrón. Cada pieza estaba marcada con los punzones del armero, del inspector de armamento, con el águila de la Luftwaffe y el número de serie. Se entregó en una caja de zinc, desmontada, con veinte cartuchos de perdigones, veinte de bala/posta y cuarenta balas de 9,3, pero la mayoría de los pilotos preferían llevarla ya montada. Debido al alto precio de fabricación se dejó de producir en el año 1942 y apenas se entregaron unas 2.200.
Hoy estas unidades pueden alcanzar precios astronómicos en las subastas.
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