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03 de mayo de 2024

Retrato de Francisco de Quevedo

Retrato de Francisco de Quevedo

Quevedo mató a un hombre en duelo por ofender a una mujer en su presencia

El reconocido escritor español vio a un hombre abofetear a una mujer en la parroquia de San Ginés el Jueves Santo de 1611 y no dudó en batirse en duelo

Era el 21 de marzo de 1611. Fecha que por el calendario litúrgico coincidió ese año con el Jueves Santo. Ese día, el célebre escritor español Francisco de Quevedo decidió batirse en duelo con un hombre tras verle abofetear a una mujer. La defensa del honor de la mujer le empujó a enfrentarse a muerte con un hombre. Quevedo, que dominaba tanto el arte de la escritura como el arte de la espada, pasó a la Historia por su aportación a la literatura universal, pero también por su carácter pendenciero. Mucho se ha escrito sobre el autor, destacando casi siempre su fervor religioso y su actitud galante con el género opuesto. Así como su mordacidad con la palabra escrita, muestra de ello son sus disputas literarias con Luis de Góngora.
El hecho que nos ocupa resume, quizás, muchas de esas características que atribuyen al escritor del Siglo de Oro español. Se encontraba Quevedo rezando el Jueves Santo de 1611 en la parroquia de San Ginés. En un momento, vio a un hombre darle una bofetada a una mujer. En la casa del Señor y a una dama.
Ante la indiferencia de los presentes, Quevedo se implicó en el suceso y se enfrentó al agresor. Inicialmente, dicen los registros, el escritor le reprendió con palabras y, dejándose llevar por su altiva personalidad, decidió sacar al susodicho a la calle. A día de hoy no se sabe a ciencia cierta si lo sacó a la fuerza o lo empujó a base de insultos.
Placa que recuerda el duelo entre Quevedo y un hombre que había ofendido a una mujer en presencia del célebre escritor

Placa que recuerda el duelo entre Quevedo y un hombre que había ofendido a una mujer en presencia del célebre escritor

Una vez en el exterior del templo, la riña subió de tono entre Quevedo y el hombre que había abofeteado a una mujer en su presencia. Enfrentados cara a cara en la plaza San Martín, la trifulca solo podía terminar de una manera en aquel Madrid del siglo XVII: la única forma de zanjar discusiones. Así, armado con el florete que tan bien dominaba, Quevedo asestó a su interlocutor una punzada mortal en un duelo a muerte por el honor de la mujer abofeteada. Como prueba de este hecho histórico queda, en la misma plaza donde Quevedo se batió en duelo, una placa instalada por el Ayuntamiento de Madrid que reza: «En esta plaza hirió mortalmente Francisco de Quevedo a un caballero el Jueves Santo de 1611 en defensa de una dama».
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