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Astrónomo Copérnico, de Jan Matejko (1873)

Copérnico, el hombre que revolucionó la astronomía: el Sol no gira alrededor de nosotros

Hasta la llegada de Copérnico el mundo vivió pensando que la Tierra era el centro del Universo y todo giraba alrededor de ella. Todo cambió en el 1543

El mundo de la astronomía no evolucionó en los siglos posteriores a la muerte de Claudio Ptolomeo, quien sintetizó y desarrolló los modelos del Universo de Platón y Aristóteles en su Almagesto. A los científicos y a la Iglesia Católica ya les iba bien con este modelo geocéntrico hasta que llegó Nicolás Copérnico, el cual publicó un libro que revolucionaria la astronomía.
¿Quién fue Nicolás Copérnico? Nació en Thorn, en la antigua Prusia Real del Reino de Polonia el 19 de febrero del 1473. Como hombre del Renacimiento fue matemático, astrónomo, jurista, físico, clérigo católico, gobernador, diplomático y economista. Copérnico revolucionó la Astronomía. Esta ciencia quedó aletargada durante casi cinco siglos. Las teorías geocéntricas de Claudio Ptolomeo se dieron por buenas y nadie las puso en duda. Es más, otras teorías quedaron arrinconadas y se calificaron como heréticas. Desde el 170 d.C. hasta la llegada de Copérnico el mundo vivió pensando que la Tierra era el centro del Universo y todo giraba alrededor de ella. Todo cambió en el 1543.

'Sobre los giros de los cuerpos celestes'

Copérnico escribió que «todas las esferas giran en torno al Sol, que se encuentra en medio de todas ellas... cualquier movimiento que parezca acontecer en la esfera de las estrellas fijas no se debe en realidad a ningún movimiento de ésta, sino más bien al movimiento de la Tierra». Y pudo afirmar que: «Por esa razón yo me he tomado el trabajo de leer los libros de todos los filósofos que he podido obtener, para buscar si alguno de entre ellos había pensado alguna vez que los movimientos de las esferas del mundo son distintos de los que admiten los que enseñan las matemáticas en las escuelas. Y encontré primero en Cicerón que Niceto pensaba que la Tierra se movía. Mas tarde he encontrado también en Plutarco que algunos otros tuvieron esa misma idea».
Y todas las ideas, descubrimientos y reflexiones quedaron plasmadas en De Revolutionibus Orbium Coelestium, que fue publicado el día anterior a su fallecimiento, ocurrido en Frauenburg, antigua Prusia Real del Reino de Polonia, el 24 de mayo de 1543. Copérnico demostró gracias a un sistema matemático que Aristarco de Samos tenía razón. En De Revolutionibus Orbium Coelestium presentaba una hipótesis descartada hasta ese momento –aunque Filolao ya la había pensado–. Esto es, que el Sol se encontraba en el centro del Universo. Esto degradó a la Tierra en el número tres del Sol y se movía en una órbita perfectamente circular. Ptolomeo había considerado un modelo heliocéntrico pero lo rechazó. ¿Por qué? A partir de Aristóteles, la violenta rotación de la Tierra parecía contraria a la observación. ¿Qué fue el modelo heliocéntrico de Copérnico? Podemos describirlo en siete ideas principales:
  1. Los movimientos celestes son uniformes, eternos y circulares o compuestos de varios ciclos.
  2. El centro del Universo está cerca del Sol.
  3. En órbita alrededor del Sol están Mercurio, Venus, la Tierra, la Luna, Marte, Júpiter y Saturno.
  4. Las estrellas son objetos distantes que permanecen fijos y no orbitan alrededor del Sol.
  5. La Tierra tiene tres movimientos: la rotación diaria, la revolución anual y la inclinación sobre su eje.
  6. El movimiento retrógrado de los planetas se explica por el movimiento de la Tierra.
  7. La distancia de la Tierra al Sol es pequeña comparada con la distancia a las estrellas.

Una propuesta matemática

Antes de ser publicado se le pidió a Andreas Osiander, predicador luterano, que supervisara el manuscrito antes de su publicación. Dicho de otra manera, que lo censurara si no lo consideraba correcto. Osiander sabía que la obra de Copérnico causaría gran controversia y removería conciencias y estructuras religiosas. Sin embargo, decidió que debía publicarse. ¿Qué hizo? Escribió una carta, que no firmó, y que tituló Ad lectorem de hypothesibus huius operis (Al lector que concierne la hipótesis de este trabajo). La carta fue incluida al principio, ante de la carta que Copérnico le escribió al Papa Paulo III. La idea de Osiander, para no provocar polémica, era demostrar que el sistema de Copérnico era una propuesta matemática y no un intento de declarar una verdad literal. Escribió Ossiander:
«Es el deber de un astrónomo componer la historia de los movimientos celestes a través de un estudio cuidadoso y experto. Debe concebir y divisar las causas de estos movimientos o hipótesis acerca de estos. Ya que no puede de ninguna forma atenerse a las causas verdaderas, adoptará cualesquiera que sean las suposiciones que le permitan calcular estos movimientos correctamente (...). El presente autor se ha dedicado a ambos deberes con excelencia. Estas hipótesis no necesitan ser verdaderas ni probables. Al contrario, si junto a las observaciones proveen un cálculo consistente, eso es ya por sí suficiente (...). Porque este arte, que quede claro, ignora completa y absolutamente las causas de lo aparente. Y si algunas causas son divisadas por la imaginación, como de hecho muchas son, no significa que sean adelantadas para convencer a nadie de que son verdad, sino meramente para proveer una base confiable a los cálculos. De igual modo, dado que diferentes hipótesis son a veces ofrecidas para una misma [causa] (...) el astrónomo elegirá como primera aquella hipótesis que sea más fácil de aprehender. El filósofo buscará tal vez, en cambio, la apariencia de verdad. Pero ninguno va a entender o a declarar nada con certeza, al menos que le haya sido divinamente revelado (...). Que nadie espere nada cierto de la astronomía, porque esta no puede concebirlo, y que se evite aceptar como la verdad ideas concebidas para otro propósito y así no acabar su estudio más tonto de lo que era cuando comenzó».
Con De Revolutionibus Orbium Coelestium Copérnico creía haber descubierto la estructura del Universo, muy alejada de la explicada por Ptolomeo. Aunque no pudo conocer las consecuencias de su teoría, las reacciones no se hicieron esperar. Se abrió un cisma entre los que defendían a Ptolomeo y los que se postularon al lado de Copérnico. En 1616 la Iglesia Católica colocó el libro en la lista de los prohibidos. Allí permaneció hasta 1835.