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25 de abril de 2024

Saburō Sakai

Saburō Sakai, piloto de combate de la aviación naval japonesa

Picotazos de historia

Saburo Sakai: la humanidad de un piloto de caza japonés

Los pilotos japoneses recibieron órdenes estrictas de derribar a todo avión que se encontraran: fuera civil o militar, estuviera armado o no

Saburo Sakai (1916 – 2000) fue un oficial de la armada japonesa que participó en la guerra de Manchuria, la segunda guerra sino-japonesa y en la Segunda Guerra Mundial. Ingresó como marinero, consiguió ser trasladado a la aviación naval y ser piloto de caza, alcanzó el grado de teniente de navío y un número elevado de victorias que le dieron la categoría de As, además de cierta notoriedad en su país.
En 1972 publicó un libro que fue traducido en Occidente como Samurái en el cielo. Es un relato autobiográfico de sus años en la armada que se convertiría en un best seller traducido a numerosos idiomas y que daría lugar a una película con el mismo título. Con motivo de la promoción de ambos, libro y película, Sakai fue invitado a dar conferencias y a participar en congresos y seminarios por todo el mundo. Existen discrepancias en el número de aviones que derribó, él afirma 64 y los archivos solo confirman 28, cifra que le sigue otorgando la categoría de As.
El 8 de diciembre de 1941 estaba destinado en la base aérea de Tainan, en la isla de Taiwán, cuando recibió órdenes de participar en el ataque aéreo a la base norteamericana de Clark, en las Filipinas. Ese día destruyeron numerosos aviones en tierra y Saburo derribó su primer Curtiss P-40. Durante los siguientes meses participó en los combates en la isla de Jolo ( grupo de islas Sulu en Filipinas), isla de Tarakan ( frente a Borneo) y Java. En este último frente de combate sucedió la pequeña anécdota, que fue relatada por Saburo en su libro y, posteriormente, confirmada por testimonios de los pasajeros y por el piloto, que había memorizado el número de identificación del caza Zero de Saburo.
Sakai en la cabina de un Mitsubishi A5M.

Sakai en la cabina de un Mitsubishi A5M.

Humanidad en tiempos de guerra

Ese día Saburo se separó de su escuadrilla para comprobar un punto en la distancia. Al aproximarse identificó a la nave como un Douglas DC-4, cuatrimotor de gran fiabilidad, robustez y autonomía utilizado por las líneas comerciales. Este era un aparato perteneciente a una compañía aérea comercial holandesa. Los pilotos japoneses habían recibido órdenes estrictas de derribar a todo avión que se encontraran: fuera civil o militar, estuviera armado o no. Este era un aparato civil de pasajeros, carecía de armamento y era mucho más lento y menos maniobrable que el Zero que pilotaba Saburo.
El piloto japonés pensó que el avión debía de transportar a importantes personalidades que huían de Java y se aproximó para hacer señas al piloto para que aterrizara. Avanzó, rebasando al lento transporte, para ponerse en paralelo con el piloto del DC-4 y así poder indicarle que hiciera lo que le pedía o sería derribado. Mientras avanzaba se fijó que desde las ventanillas solo veía a mujeres y niños que trataban de ponerse a salvo de la guerra. De entre los rostros que le miraban con miedo y aprensión, le impactó una joven madre con una criatura en brazos, que le trajo el recuerdo de la señora Martin: su profesora de inglés en la escuela secundaria que siempre se había mostrado amable con él y de la que guardaba un afectuoso recuerdo.
Según sus propias palabras: «Al ver aquel rostro que me recordó a la señora Martin, el espíritu guerrero me abandonó completamente. Me situé en paralelo con el piloto del DC-4 y le hice señas para que continuara adelante. Cuando los dejé, algunos me saludaban con las manos a través de las ventanillas». Es una pequeña anécdota. Una tontería si les parece, pero necesarias de recordar.
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