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11 de junio de 2024

Dibujos sobre la explosión del Parque de Artillería y otros sucesos del Asedio de Cartagena, realizado por Daniel Urrabieta Vierge

Dibujos sobre la explosión del Parque de Artillería y otros sucesos del Asedio de Cartagena, realizado por Daniel Urrabieta Vierge

150 aniversario de la explosión que acabó con el cantón de Cartagena durante la Primera república española

Cartagena era el último reducto cantonal desde que en junio de 1873 varias ciudades españolas proclamasen su independencia

Cartagena llevaba varios meses asediada por las tropas centralistas. Querían implantar una república federal que ya tenía una constitución que se había aprobado en cortes. Los sublevados mantuvieron una férrea defensa desde los castillos y la muralla de la ciudad, pero era el último bastión cantonal surgido durante la Primera República española. En enero de 1874, el exitoso golpe de estado de Pavía acabó con la república federal e impuso al general Serrano como nuevo presidente del gobierno.

Vista general de Cartagena durante la Primera República española

Vista general de Cartagena durante la Primera República española

Su primera medida fue el incremento de los esfuerzos militares en Murcia para acabar con el cantón. El 6 de enero por la mañana la artillería continuó con el lanzamiento de proyectiles contra las fortalezas y puntos estratégicos de Cartagena.

Una de las seis baterías instaladas en las Lomas de los Gallegos disparó un proyectil que impactó directamente en el polvorín del Parque

Entre ellos estaba el Parque de Artillería, donde se custodiaba gran parte de la munición para la defensa de la ciudad. Sobre las diez de la mañana, una de las seis baterías instaladas en las Lomas de los Gallegos disparó un proyectil que impactó directamente en el polvorín del Parque, provocando una explosión inmensa.

«La explosión partió de la pared Norte, comunicándose por derecha e izquierda a la Este y Oeste; las paredes adyacentes de los costados daban paso al fuego, incendiándose a su acción las espoletas de los proyectiles de tiempo, bombas y granadas, que estallaron a miles, efectuándolo las de choque, al recibir el golpe de las masas que se desprendían. Terminó el derrumbamiento en la pared Sur, bajo cuyos ángulos, ni existía pólvora ni proyectiles. Las calles de Cartagena quedaron sembradas de fusiles rotos, maderos y otra porción de objetos», fue la escena que describió en sus memorias el capitán Eduardo García de Alcántara, capitán a cargo de la defensa del baluarte número tres de la fortificación.

La destrucción provocada por el estallido del polvorín sorprendió tanto a los defensores como a los atacantes

Había estallado todas las reservas de municiones que tenían para defenderse, y parte del edificio quedó completamente destruido. Según narraron las crónicas, en un primer momento la destrucción provocada por el estallido del polvorín sorprendió tanto a los defensores como a los atacantes, que veían imposible que una sola pieza hubiera provocado ese destrozo.

Más de 500 muertos y una guerra perdida

«Tres minutos, lo menos, mediaron desde el principio del derrumbamiento, hasta el final», escribió el capitán Eduardo García. Tal fue la explosión que varios restos humanos se esparcieron por las azoteas, e incluso algunos cascotes alcanzaron el puerto de Cartagena. Aunque las cifras de fallecidos no están claras, se cree que no menos de 500 personas murieron por el colapso del edificio. Entre la dotación del Parque había mucha población civil, entre ellas familias enteras que encontraron en la fortificación refugio.

«Corrí a las ruinas del Parque. Desgarradoras escenas tenía que presenciar», explicó el Capitán, y presenció varias escenas trágicas que apuntó en su cuaderno: «un voluntario de la república, camina sobre los escombros, parece como que desea ardientemente hallar un sitio que ya desconoce. […] Inclinándose sobre el suelo pronuncia un nombre, con mortal angustia. Cava la tierra con vertiginosa saña […], al final tira de lejos la azada, y separa la tierra y pedruscos de la excavación. A poco halla el objeto que estaba buscando: ¡es su hijo!».

El general José López Domínguez estaba a cargo de las tropas centralistas

El general José López Domínguez estaba a cargo de las tropas centralistas

Las autoridades militares dieron por imposible rescatar los restos de los muertos y ordenaron encalar la superficie derruida. Sin embargo, hubo varios supervivientes como atestiguan el capitán y otros militares, que se encargaron de liderar al día siguiente los trabajos de rescate. Este suceso conmocionó a toda la ciudad, pero a la vez supuso la derrota definitiva del cantonalismo, que había perdido sus reservas de municiones y armamento. Ante esta situación, muchos defensores desertaron y se entregaron al enemigo como la guarnición del Castillo de la Atalaya. Todo ello provocó la derrota definitiva del cantón de Cartagena el 12 de enero de 1874.

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