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Caricatura de la revista satírica La Flaca del 3 de marzo de 1873 sobre la pugna entre los radicales, que defienden la república unitaria, y los republicanos federales

Caricatura de la revista satírica La Flaca del 3 de marzo de 1873 sobre la pugna entre los radicales, que defienden la república unitaria, y los republicanos federales

150 años

El golpe de Estado de Pavía que tambaleó la Primera República

Durante el mes de enero de 1874 la Primera República quebró de nuevo por un golpe de Estado liderado por Pavía, que colocó al general Serrano como nuevo presidente

El general Pavía entró con su corcel blanco en el hemiciclo para dar un golpe de Estado el 3 de enero de 1874. Esta es la escena peliculera que se enseñó durante años en los colegios, pero ningún equino entró en el congreso y tampoco lo hizo el general, que organizó la operación desde la actual Plaza de las Cortes. El golpe de Estado triunfó y Pavía colocó al general Serrano como nuevo y último presidente del gobierno de la brevísima Primera República española.

El contexto de lo que sucedió entonces era una república ingobernable, en la que hubo cinco gobiernos y cuatro presidentes en un año. Además, desde el verano de 1873 varias ciudades de España se habían declarado independientes, siendo Cartagena el único cantón que resistió hasta enero del 1874, un hecho del que se cumplen 150 años.

El golpe de Estado triunfó y Pavía colocó al general Serrano como nuevo y último presidente del gobierno de la brevísima Primera República española

El gobierno de Emilio Castelar tuvo que hacer frente al cantonalismo murciano, pero también al conflicto carlista y cubano. Esta situación de inestabilidad política dio pie a que Figueras, Pi y Margall y Salmerón liderasen una oposición frontal al gobierno. El 2 de septiembre se celebró en el Congreso una sesión en la que los diputados electos debían dar su confianza al gobierno de Castelar o quitársela.

«Ruego a la cámara que inmediatamente pasemos a la votación, y suplico a la Mesa que no conceda la palabra a ningún Sr. Diputado, porque son ya las cinco de la mañana», pidió en su intervención el diputado Armentia. La súplica sumada a la de otros diputados se formalizó y Castelar perdió el apoyo de la cámara por una diferencia de 20 votos, lo que suponía su dimisión y la necesidad de formar un nuevo gabinete.

Mientras discurrían las intervenciones durante la moción de censura, Manuel Pavía había invitado a cenar a varios mandos del Ejército y de la Guardia Civil a la sede de la capitanía general de Madrid, ubicada en el ministerio de la Guerra, en el mismo edificio que alberga hoy el Cuartel General del Ejército. Aunque parecía una cena habitual, todos los presentes iban vestidos con el uniforme de campaña, según advirtió el Conde de Romanones.

Entrada de las fuerzas de Pavía en el Congreso de los Diputados el 3 de enero de 1874

Entrada de las fuerzas de Pavía en el Congreso de los Diputados el 3 de enero de 1874

A lo largo de la madrugada del 3 de septiembre, Pavía ordenó que se le informara de lo que estaba sucediendo en el Parlamento, porque le preocupaba que la falta de gobierno tras la aprobación de la dimisión de Castelar provocase una situación de anarquía y decidió tomar la iniciativa. Ordenó a los mandos que había reunido en la cena que desplegasen sus fuerzas por varios puntos estratégicos de la ciudad, montó en su caballo blanco y cabalgó hasta la puerta monumental del Congreso de los Diputados.

En el interior de la cámara «a los pocos momentos, y habiendo comenzado el escrutinio, el Sr. presidente ocupó su sitial, e interrumpió el acto» para advertir de una nota que había recibido hacia pocos minutos por parte del «capitán general (creo que debe ser ex-capitan general) de Madrid, por medio de dos ayudantes, para decir que se desalojara el local», es decir, que los diputados salieran del Congreso. El golpe de Estado había comenzado y en el Diario de Sesiones del 3 de enero se recogió el minuto a minuto lo que sucedió.

Su primer objetivo fue acabar con la insurrección cantonal de Cartagena, consiguiéndolo en sus primeros días de gobierno mediante la fuerza

Al conocerse la situación el presidente de la mesa intervino de nuevo: «Ruego a los Señores Diputados que ocupen sus asientos. No tenemos más remedio que ceder ante la fuerza, pero ocupando cada cual su puesto. Vienen aquí, y nos desalojan. ¿Acuerdan los Sres. Diputarlos que debemos resistir? ¿Nos dejamos matar en nuestros asientos?», ante la pregunta varios diputados afirmaron sin paliativos, y Castelar se sumó diciendo: «Señor presidente yo estoy en mi puesto, y nadie me arrancará de él. Yo declaro que me quedo aquí, y aquí moriré».

Al momento, según apunta el diario de sesiones, «penetra en el salón tropa armada» y varios diputados gritan «¡qué escandalo!, Soldados, ¡Viva la República federal! ¡Viva la Asamblea soberana! (otros Señores Diputados apostrofan a los soldados, que se repliegan a la galería y allí se oyen algunos disparos, quedando terminada la sesión en el acto). Eran las siete y media de la mañana». Desde entonces Serrano lideraría los últimos meses de la Primera República, y su primer objetivo fue acabar con la insurrección cantonal de Cartagena, consiguiéndolo en sus primeros días de gobierno mediante la fuerza, aunque eso es otra historia que bien merece uno o varios artículos.

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