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29 de abril de 2024

Isla de Alborán

Isla de Alborán

Alborán, la isla española entre Europa y África que pasa a ser «prioridad» para la ministra Robles

Esta isla, muchas veces olvidada, llegó a considerarse el ombligo del Mediterráneo debido a su estratégica localización

La ministra de Defensa, Margarita Robles, ha visitado esta semana la isla de Alborán donde se encuentra el destacamento naval que hace dos semanas sufrió la mayor crisis migratoria de su historia: 192 migrantes recalaron en Alborán los días 25 y 26 de febrero en varias embarcaciones. El temporal en el mar impidió su traslado a la península y por ello, muchos permanecieron en la isla durante diez días. En su visita, la ministra afirmó que este enclave estratégico pasaba a «ser una prioridad».
Robles aplaudió también «esa parte humana» de los once militares que conforman el destacamento que se instaló de forma permanente en el enclave en 1997 como garante de la seguridad y para proteger la biodiversidad: «Esto es como un barco en medio del mar con unas condiciones complicadas, me voy muy impresionada con lo que hacen porque sé que donde hay un soldado español hay mucha profesionalidad y mucha humanidad», indicó la titular del Ministerio de Defensa.

«Tempestad, tormenta y violencia»

Esta isla, muchas veces olvidada, llegó a considerarse el ombligo del Mediterráneo debido a su estratégica localización. Su pasado alberga un sinfín de leyendas sobre piratas, monjes de Europa del Este, fareros y pilotos de las guerras mundiales.
Situada a 47 millas de la costa de Almería (Adra) y a 29 del cabo Tres Forcas, en las proximidades de Melilla; la isla de Alborán debe su nombre al pirata tunecino apodado Al-Borany, que usó la isla como base para el asalto a navíos mercantes y ara sus ataques a las costas peninsulares. En aquel entonces, los musulmanes habían denominado al islote como «el ombligo del mar»: aparece en antiguas cartas de navegación como punto estratégico, fondeadero, zona de descanso y encrucijada en las rutas comerciales que unían Europa y África.
En esta pequeña isla, Al-Borany sembró el terror acechando a los navíos que ponían rumbo hacia los países de la Europa mediterráneo o de la costa norteafricana y hacerse con el botín. Durante el dominio otomano, este pirata cuyo nombre en árabe significa «tempestad», «tormenta» y «violencia», atacó el litoral almeriense desde esta solitaria isla.
Una galera otomana; imagen tomada de una miniatura

Una galera otomana; imagen tomada de una miniatura

Alborán también fue escenario de batallas a lo largo de la historia. La primera lleva su nombre y tuvo lugar el 1 de octubre de 1540, siendo una de las primeras acciones de la Gran Armada de Felipe II en la que diez galeras con bandera española se enfrentaron a dieciséis navíos de piratas berberiscos. A pesar de la diferencia numérica, la artillería española produjo graves daños a los navíos piratas, que huyeron de las costas rifeñas tras comprobar la supremacía de su adversario.
Tuvieron que pasar siglos para que este islote en mitad del mar volviese a captar la atención de invasores. Durante la Guerra Fría, buques soviéticos merodearon por las aguas cercanas a la isla con la intención, según demostraron algunos papeles desclasificados hace años, de vigilar un punto estratégico del Mediterráneo en busca de submarinos.
Al saber que la isla estaba desierta y desmilitarizada la URSS utilizó supuestos barcos de pesca soviéticos para estudiar la zona y más tarde establecer una base naval en la isla; sin embargo, las autoridades franquistas acabaron por expulsarlos.

Hogar de fareros

En este enclave se levanta un faro construido a mediados del siglo XIX sobre una casa de dos pisos. A pesar de que la isla forma parte de Almería, según una disposición que se firmó en mayo de 1884 por el Rey Alfonso XII; el faro está adscrito a la Autoridad Portuaria de Málaga.
En su Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de 1845, Pascual Madoz escribe que este «terreno raso, arenisco y sin ninguna elevación sensible» carecía «de todo lo necesario para la vida». Además del faro, la isla de Alborán solo alberga un módulo prefabricado que aloja al destacamento de once soldados de la Infantería de Marina, un puerto minúsculo y un cementerio con solo tres tumbas: una corresponde a un piloto alemán cuyo cadáver fue arrastrado por las olas hasta sus orillas rocosas, mientras que las otras dos tumbas pertenecen a Isabel Espinosa Heras y Antonia Fernández de Somavilla, la suegra de un farero y la mujer de otro que fallecieron en 1910 y 1920, respectivamente.
Faro de la isla de Alborán

Faro de la isla de Alborán

Con la muerte del último farero en 1963, la isla quedó deshabitada. Pero cuatro años más tarde, un destacamento de la Infantería de Marina volvió a ella y permaneció hasta mediados de la década de los setenta. De nuevo, sin nadie, la isla se convirtió en un peligroso centro de operaciones de bandas de narcotraficantes y punto de enlace para inmigrantes ilegales.

Destacamento permanente

Desde hace muchos años, la riqueza del mar alrededor de Alborán ha sido motivo de disputa territorial entre España y Marruecos, además del expolio de los recursos naturales. En 1997 doce miembros del Ejército se instalaron de forma permanente para asegurar la soberanía española, vigilar el tráfico marítimo y controlar el acceso al estrecho de Gibraltar.
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