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27 de julio de 2024

Representación del asedio en el Jami al-tawarikh de Rashid al-Din

Representación del asedio en el Jami al-tawarikh de Rashid al-Din

Picotazos de historia

Las imprudentes palabras que condujeron a la destrucción de Bagdad

La batalla de Bagdad de 1258 fue un hecho de armas que concluyó con la victoria del jefe mongol Hulagu Kan, nieto de Gengis kan y hermano del jefe supremo mongol Mongke Kan, sobre el Califato abásida y que culminó en la toma, saqueo e incendio de Bagdad

Bagdad la hermosa fue fundada por Al Mansur, segundo califa de la dinastía Abásida que había derrotado y suplantado a la dinastía de los califas Omeyas, en el año 762 d. C. Al Mansur pensaba que la nueva dinastía necesitaría de una nueva capital y eligió el emplazamiento – posiblemente sobre un anterior asentamiento acadio– por su situación estratégica con respecto a las rutas comerciales y el río Éufrates. Debido a estas circunstancias la ciudad creció con rapidez ya que los ingresos provenientes del comercio llovían sobre la ciudad.

Con la riqueza llegó la cultura y el conocimiento. Se fundaron escuelas entre las que destacarían el Hanafi (la mayor escuela de pensamiento jurídico del mundo musulmán) y la Casa de la Sabiduría, que se centró en la traducción de textos árabes y se transformó en la mayor biblioteca y centro de traducción del saber universal de su tiempo.

En el año 1221 las tropas de Gengis Kan dieron por terminada la destrucción del Imperio corasmio (si no han oído hablar de él fue debido a que duró poco, en términos históricos, y fue completamente destruido por los mongoles) y que hoy englobaría buena parte de Afganistán, Paquistán, Uzbequistán, Turcmenistán e Irán. El torpe emperador de los corasmios había sido muy desconsiderado con los embajadores que envió el Gran Kan –los hizo torturar y asesinar– y había pagado tal torpeza con su imperio, su familia y su vida.

Mongke encargó a su hermano Kublai la conquista de los territorios de este y a su hermano Hulagu la conquista de los territorios del oeste

Los mongoles, tras la captura de la ciudad de Isfahsán, en la actual Irán, empezaron a tantear la frontera con el califato abásida. No se llevó a cabo nada serio debido a las diversas sucesiones en el gran kanato que obligaban a los descendientes de Gengis y a su más capaces generales a reunirse para elegir el nuevo Kan. En 1251 fue elegido Mongke, nieto de Gengis por su hijo menor Tuli, y proclamado Gran Kan. Mongke encargó a su hermano Kublai la conquista de los territorios de este y a su hermano Hulagu la conquista de los territorios del oeste. Este último llevó a cabo una vigorosa campaña que terminó con los llamados Asesinos, una secta nizarí de la comunidad ismailita proviniente de chiismo.

Hulagu había solicitado –mas bien ordenado ya que no concebía que se le llevara la contraria– al califa abásida Al-Mustá'sim que aportara tropas y suministros en la campaña contra los Asesinos pero el califa ignoró el mandato. En el año 1257 y ya con las manos libres para ocuparse del díscolo, Hulagu envió una misiva a Al Musta´sim: «Te haré caer desde lo alto del cielo, como un león te arrojaré hasta lo más profundo. No dejare con vida a una sola persona de tu país, convertiré en llamas tu ciudad, tus tierras, tu imperio». Al Mustá'sim por su parte contestó con una elegante carta en la que trataba a Hulagu de ignorante y ordenó que se humillara a los emisarios del mongol. ¡Craso error!

Saqueo e incendio de Bagdad

Hulagu invadió la región de Juzistán (zona que limita con Irak y el Golfo Pérsico) el 6 de diciembre de 1257. El 22 de enero, después de destrozar a un ejército enviado contra él, las tropas del mongol alcanzó los arrabales de Bagdad. Hulagu dio orden de empezar a montar las maquinas de asedio y dos días después los ingenios empezaron a destrozar la muralla que protegía la ciudad.

El día 4 de febrero los mongoles controlaban el muro oriental de Bagdad. El día 10, viendo que todo estaba perdido y no había escapatoria, Al Mustá´sim rindió la ciudad y se entregó a la clemencia del vencedor. Hulagu entregó la ciudad a sus tropas para que la saquearan a placer durante tres días y tres noches; trascurrido ese tiempo mandó que se ejecutara a toda la familia del califa delante suyo y, después, hizo que Al Musta´sim fuera enrrollado en una una alfombra y que su caballería pasara por encima suyo. Así terminó la dinastía y el califato abásida.

Hulagu entregó la ciudad a sus tropas para que la saquearan a placer durante tres días y tres noches

Según las fuentes musulmanas la caída de Bagdad fue un desastre cultural –poco se pudo salvar de los archivos, bibliotecas y documentos que atesoraba– por la cantidad de eruditos que vivían entonces en la capital y que fueron pasados por la espada. En total calculaban las víctimas de los mongoles entre 800.000 y dos millones de individuos. Historiadores actuales afirman que las cifras reales estarían en torno a las 250.000 personas. Desde luego las presuntuosas palabras de Al Mustá´sim a Hulagu fueron pagadas bien caras.

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