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Cinco pecios legendarios que todavía reposan en el fondo del mar

Algunos de los naufragios más famosos son mucho más que historia, y es que el mar ha conservado algunos pecios legendarios y los arqueólogos han logrado localizarlos e investigarlos

Miguel Pérez Pichel
Miguel Pérez Pichel

El Titanic es, quizás, el pecio más famoso de la historia. En su trágico hundimiento murieron cerca de 1.500 personas ahogadas o congeladas en las heladas aguas del Atlántico norte. El gigantesco transatlántico partió del puerto de Southampton (Inglaterra) el 10 de abril de 1912 en su viaje inaugural. Pero nunca llegó a su destino, Nueva York. Con sus 2.200 pasajeros a bordo, sus 46.328 toneladas y sus 270 metros de eslora, el Titanic impactó con un iceberg el 14 de abril de 1912. Sus restos descansas desde entonces a 3.821 metros de profundidad. Pero no sería el último episodio de la tragedia de este pecio. Un siglo más tarde, el 18 de junio de 2023, el sumergible Titan implosionaba en el fondo del mar con cinco pasajeros a bordo cuando trataba de alcanzar el pecio. Un último episodio de un Titanic que, año tras año, va sucumbiendo al tiempo y la corrosión.

Titanic

El Titanic es, quizás, el pecio más famoso de la historia. En su trágico hundimiento murieron cerca de 1.500 personas ahogadas o congeladas en las heladas aguas del Atlántico norte. El gigantesco transatlántico partió del puerto de Southampton (Inglaterra) el 10 de abril de 1912 en su viaje inaugural. Pero nunca llegó a su destino, Nueva York. Con sus 2.200 pasajeros a bordo, sus 46.328 toneladas y sus 270 metros de eslora, el Titanic impactó con un iceberg el 14 de abril de 1912. Sus restos descansas desde entonces a 3.821 metros de profundidad. Pero no sería el último episodio de la tragedia de este pecio. Un siglo más tarde, el 18 de junio de 2023, el sumergible Titán implosionaba en el fondo del mar con cinco pasajeros a bordo cuando trataba de alcanzar el pecio. Un último episodio de un Titanic que, año tras año, va sucumbiendo al tiempo y la corrosión.

GTRES

“Ayer, 7 de diciembre de 1941, una fecha que quedará grabada en la infamia, los Estados Unidos de América fueron atacados repentina y deliberadamente por las fuerzas navales y aéreas del Imperio de Japón”. Con ese discurso del presidente Franklin D. Roosevelt comenzaba la implicación de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial. Ese día, la aviación japonesa golpeó con dureza la base militar estadounidense de Pearl Harbor provocando el hundimiento de cuatro acorazados estadounidense y la muerte a 2.400 personas. El acorazado USS Arizona, de 31.400 toneladas y doce cañones de 356 mm, recibió el impacto de un proyectil de 800 kilos, lo que provocó la explosión de su combustible y municiones. Solo en el Arizona murieron 1.177 personas. El pecio del Arizona se conserva como un memorial en Pearl Harbor.

USS Arizona

«Ayer, 7 de diciembre de 1941, una fecha que quedará grabada en la infamia, los Estados Unidos de América fueron atacados repentina y deliberadamente por las fuerzas navales y aéreas del Imperio de Japón». Con ese discurso del presidente Franklin D. Roosevelt comenzaba la implicación de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial. Ese día, la aviación japonesa golpeó con dureza la base militar estadounidense de Pearl Harbor provocando el hundimiento de cuatro acorazados estadounidense y la muerte a 2.400 personas. El acorazado USS Arizona, de 31.400 toneladas y doce cañones de 356 mm, recibió el impacto de un proyectil de 800 kilos, lo que provocó la explosión de su combustible y municiones. Solo en el Arizona murieron 1.177 personas. El pecio del Arizona se conserva como un memorial en Pearl Harbor.

Memorial Pearl Harbor

La epopeya de supervivencia protagonizada por el Shackleton y su tripulación de 27 marineros, oficiales, cocineros, científicos y hasta un polizón pasó a la historia de la exploración geográfica como un hito irrepetible. Y ello pese (o precisamente debido a ello) a que fue un estrepitoso fracaso. A bordo del barco de exploración polar Endurance, Shakleton y sus hombres partieron del puerto de Plymouth el 8 de agosto de 1914 con el objetivo de llegar al continente antártico para desembarcar en su costa y cruzar el continente en trineos. El Endurance, sin embargo, jamás llegó a tocar tierra. Atrapado en la banquisa antártica, el barco se hundió el 21 de noviembre de 1915 aplastado por el hielo. Los 28 exploradores quedaron a la deriva en un mar de hielo con la esperanza de que un milagro los salvara. La historia termina bien: todos sobrevivieron y el Endurance se descubrió en asombroso buen estado de conservación 107 años después de su naufragio a 3.000 metros de profundidad.

Endurance

La epopeya de supervivencia protagonizada por el Shackleton y su tripulación de 27 marineros, oficiales, cocineros, científicos y hasta un polizón pasó a la historia de la exploración geográfica como un hito irrepetible. Y ello, pese (o precisamente debido a ello) a que fue un estrepitoso fracaso. A bordo del barco de exploración polar Endurance, Shakleton y sus hombres partieron del puerto de Plymouth el 8 de agosto de 1914 con el objetivo de llegar al continente antártico para desembarcar en su costa y cruzar el continente en trineos. El Endurance, sin embargo, jamás llegó a tocar tierra. Atrapado en la banquisa antártica, el barco se hundió el 21 de noviembre de 1915 aplastado por el hielo. Los 28 exploradores quedaron a la deriva en un mar de hielo con la esperanza de que un milagro los salvara. La historia termina bien: todos sobrevivieron y el Endurance se descubrió en asombroso buen estado de conservación 107 años después de su naufragio a 3.000 metros de profundidad.

Europa Press

Una historia parecida a la del Endurance, pero con un final trágico, fue el que protagonizaron medio siglo antes de la expedición de Shackleton los barcos HMS Erebus y HMS Terror en la llamada Expedición perdida de Franklin. La expedición encabezada por el capitán John Franklin partió de las costas inglesas en 1845 rumbo al Polo Norte para localizar el paso del noroeste con el que cruzar el polo. Los barcos quedaron atrapados en la banquisa y la tripulación tuvo que abandonarlos y tratar de alcanzar alguna de las islas de la costa canadiense a pie. Ninguno sobrevivió y nunca se supo de su destino, aunque por algunas pertenencias halladas en la isla del Rey Guillermo, se sabe que al menos una parte de la tripulación alcanzó tierra, aunque no se encontró ninguna otra señal de su final. En 2006 una expedición arqueológica localizó en el fondo del mar los restos del Erebus y en 2016 los del Terror.

HMS Erebus / HMS Terror

Una historia parecida a la del Endurance, pero con un final trágico, fue el que protagonizaron medio siglo antes de la expedición de Shackleton los barcos HMS Erebus y HMS Terror en la llamada Expedición perdida de Franklin. La expedición encabezada por el capitán John Franklin partió de las costas inglesas en 1845 rumbo al Polo Norte para localizar el paso del noroeste con el que cruzar el polo. Los barcos quedaron atrapados en la banquisa y la tripulación tuvo que abandonarlos y tratar de alcanzar alguna de las islas de la costa canadiense a pie. Ninguno sobrevivió y nunca se supo de su destino, aunque por algunas pertenencias halladas en la isla del Rey Guillermo, se sabe que al menos una parte de la tripulación alcanzó tierra, aunque no se encontró ninguna otra señal de su final. En 2006 una expedición arqueológica localizó en el fondo del mar los restos del Erebus y en 2016 los del Terror.

Parks Canada

El pecio de la fragata Nuestra Señora de las Mercedes, hundido el 5 de octubre de 1804 en la batalla del Cabo de Santa María en un enfrentamiento con la marina inglesa, es quizás el más mediático de los pecios españoles por el expolio del que fue objeto por parte de la compañía de cazatesoros estadounidense Odyssey Marine Exploration en 2007. Ubicado frente a las costas de Cádiz, del pecio se extrajeron, y posteriormente se trasladaron a Estados Unidos, un tesoro de 590.000 monedas de reales de a ocho y escudos españoles con la inscripción de Carlos IV que, felizmente, se pudieron recuperar en un largo proceso judicial. Los restos del Nuestra Señora de las Mercedes, sin embargo, quedaron seriamente dañados por el saqueo de Odyssey.

Fragata Nuestra Señora de las Mercedes

El pecio de la fragata Nuestra Señora de las Mercedes, hundido el 5 de octubre de 1804 en la batalla del Cabo de Santa María en un enfrentamiento con la marina inglesa, es quizás el más mediático de los pecios españoles por el expolio del que fue objeto por parte de la compañía de cazatesoros estadounidense Odyssey Marine Exploration en 2007. Ubicado frente a las costas de Cádiz, del pecio se extrajeron, y posteriormente se trasladaron a Estados Unidos, un tesoro de 590.000 monedas de reales de a ocho y escudos españoles con la inscripción de Carlos IV que, felizmente, se pudieron recuperar en un largo proceso judicial. Los restos del Nuestra Señora de las Mercedes, sin embargo, quedaron seriamente dañados por el saqueo de Odyssey.

Europa Press

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