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25 de abril de 2024

Ministro japonés de Defensa, Nobuo Kishi

Ministro japonés de Defensa, Nobuo Kishiwww.mod.go.jp

El ministro de Defensa de Japón urge «reforzar drásticamente» sus capacidades defensivas

El expansionismo de China, la disputa territorial con Rusia y las provocaciones de Corea del Norte crean un entorno de seguridad «cada vez más severo»

El ministro japonés de Defensa, Nobuo Kishi, afirmó que pedirá un incremento notable del gasto militar el próximo año fiscal para reforzar «drásticamente» las capacidades niponas ante el auge de China y las continuadas provocaciones de Corea del Norte, en una entrevista a la agencia local Kyodo.
El ministro también se pronunció a favor de dotar a Japón de la capacidad de efectuar ataques preventivos, una controvertida propuesta de los sectores más conservadores del partido gobernante y que de salir adelante supondría un giro radical para un país que tiene sus competencias militares limitadas por su constitución pacifista.
«Queremos un presupuesto suficiente para reforzar nuestras capacidades defensivas drásticamente», señaló el ministro nipón en la entrevista recogida este martes por los medios japoneses.

Un presupuesto del 2% del PIB

El presupuesto nipón de Defensa para el año fiscal en curso, que terminará en marzo de 2023, asciende a 5,4 billones de yenes (unos 40.000 millones de euros), lo que supone una cifra récord por octavo año consecutivo y representa un 1% del productor interior bruto nacional (PIB).
Kishi señaló que Japón «debería plantearse» un cambio en su política de Defensa similar al que ha realizado recientemente Alemania a raíz de la invasión rusa de Ucrania, al comprometerse a destinar un 2% de su PIB a gasto militar, el objetivo fijado para miembros de la OTAN.

Un entorno de seguridad «cada vez más severo» demanda un rápido cambio de rumbo por parte de Japón

Tokio viene protestando en los últimos años por la intensificación de las actividades militares chinas en aguas próximas al archipiélago nipón, y en particular en torno a las islas Senkaku, en el mar de la China Oriental, administradas por Tokio aunque tanto Pekín como Taiwán (que llaman a las islas Diaoyu y Diaoyutai, respectivamente), reclaman su soberanía desde hace más de medio siglo.
A esto se suma el empeoramiento de las relaciones con Rusia, con quien Japón también mantiene una disputa territorial sobre las islas Kuriles del Sur (a las que Tokio llama Territorios del Norte) desde el final de la II Guerra Mundial.
Como represalia por las sanciones niponas sobre Moscú por su invasión de Ucrania, el Kremlin decidió suspender las negociaciones para firmar un acuerdo de paz que ambos países tienen pendiente, así como detener la cooperación en las citadas islas cuya soberanía reclama Tokio.
Kishi también citó la «amenaza creciente» que supone Corea del Norte por sus «rápidos avances» en materia de misiles, lo que complica las capacidades de intercepción por parte de Japón.
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