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04 de mayo de 2024

El canciller alemán Olaf Scholz, y su homólogo británico, el primer ministro Boris Johnson, reunidos en Downing Street

El canciller alemán Olaf Scholz, y su homólogo británico, el primer ministro Boris Johnson, reunidos en Downing StreetAFP

Día 44 de la guerra en Ucrania

Scholz y Johnson condenan juntos los asesinatos de Rusia en Kramatorsk

Durante una rueda de prensa conjunta, ambos líderes denunciaron como «crimen de guerra» el atentado que mató a 50 civiles ucranianos con un misil ruso

El primer ministro británico, Boris Johnson, no logra zafarse de las consecuencias reputacionales provocadas por el escándalo del «Partygate». Su homólogo alemán, el canciller Olaf Scholz, purga todavía por su lenta respuesta a la ofensiva de Putin. Ambos hicieron gala de unidad europea en Downing Street, durante una rueda de prensa conjunta, en la que condenaron los ataques de Rusia en Ucrania.
Sin tapujos, su modus operandi habitual, Johnson acusó al ejército ruso de crímenes de guerra, por sus ataques a civiles en territorio ucraniano. «Es un crimen de guerra el atacar de forma indiscriminada a civiles. Los crímenes de Rusia en Ucrania no pasarán desapercibidos, ni sin escarmentar», advirtió el británico.
Según el premier, el asalto a los civiles que huían en la estación de trenes de Kramatorsk, en el Donetsk, «carecía de conciencia»; al menos 50 civiles, entre ellos cinco niños murieron tras un ataque con misil por parte de las fuerzas rusas. Es un ataque que, de acuerdo con las palabras de Johnson, «demuestra lo bajo que ha caído el ejército antaño admirable de Putin».
Para recalcar su condena del acontecimiento, que Scholz calificó de «atroz», anunció el envío de más misiles antitanques y antiaéreos a Ucrania.
«Reino Unido y Alemania comparten exactamente el mismo sentimiento de horror y repulsión ante la brutalidad que se está desatando, incluido el inconcebible bombardeo de refugiados que huían de sus hogares esta mañana», agregó el primer ministro británico.

El problema del gas ruso

Otro tema del que hablaron ambos dirigentes fue el de las importaciones de combustibles fósiles de Rusia, de cuyo gas depende Alemania en gran medida como fuente de energía. De sancionarse ese sector, Europa sufriría graves consecuencias económicas.
Aun así, Londres ya ha anunciado que quiere poner fin a todas las compras de petróleo y carbón rusos este año, y eventualmente de gas ruso, y pide a los europeos que hagan más en ese sentido. «Hacemos todo lo que podemos», fue la respuesta de Scholz.
«Somos bastante optimistas de que nos libraremos muy pronto de la necesidad de importar gas de Rusia y, como ha dicho el primer ministro, estamos trabajando duro para conseguirlo», agregó.
Cuando le preguntaron, también, si tenía intención de visitar Kiev, el primer ministro británico fue algo más esquivo, y se limitó a responder: «Estamos intentando ayudar a la gente que viene de Ucrania», al referirse a los esfuerzos para acoger a los refugiados que huyen de la guerra.
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