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04 de mayo de 2024

Carmen de Carlos
Carmen de Carlos

La diana indeleble en la frente de Prigozhin y Putin

Los dos protagonistas de este amago de golpe de Estado hoy por hoy se encuentran en paradero desconocido y su destino podría ser el mismo

Actualizada 04:30

Yevgeny Prigozhin y Vladimir Putin

Yevgeny Prigozhin y Vladimir Putin

El amago de golpe de Estado de Yevgeny Prigozhin y su ejército de mercenarios parece que ha quedado, finalmente, resuelto con un pacto de impunidad e inmunidad para el actual jefe del grupo Wagner.
Digo parece porque creo que nos falta más información de lo que muchos piensas. En cualquier caso conviene recordar la secuencia de unos hechos que, visto lo visto, podrían haber estado escritos con la ayuda del guionista de Gila.
Dicho esto, la caravana de ida y vuelta a Moscú y el acuerdo con Putin, por intermediación de Lukashenko, no puede ser motivo de risa ni creer en él con los ojos cerrados.

Recordemos que la invasión a Ucrania se hace de la mano del ejército regular de la Federación Rusa, pero con el Grupo Wagner en primera línea de fuego

Recordemos que la invasión a Ucrania se hizo de la mano del ejército regular de la Federación Rusa, pero con los Wagner en primera línea de fuego. En ese despliegue también intervinieron los efectivos del checheno Razman Kadyrov. Entonces, sorprendió que la Rusia que busca la gloria del viejo imperio desatara una guerra con un Ejército paralelo de mercenarios, pero más impactó que fueran estos los que agitaran la bandera de sus conquistas militares y ridiculizaran a las Fuerzas Armadas por su caótica Operación Militar Especial, eufemismo para no mencionar la guerra a Ucrania.

La complicidad de Putin

Prigozhin se ha movido desde el 24 de febrero del año pasado, día de la invasión, como si fuera el alter ego de un Putin en apariencia cómplice con su modo de conducirse. El amo y señor de estos escuadrones de la muerte que actúan sin escrúpulos en medio mundo y especialmente en África central, Libia y Siria, se ensañó sin descanso con el ministro de Defensa, Serguéi Kuzhuguétovich Shoigú y la cúpula de las Fuerzas Armadas sin que pareciera que tuviera que pagar factura alguna por ello con su comandante en jefe.
Pero hace pocos meses vimos que la carta blanca del vendedor de salchichas que construyó un imperio cárnico a la sombra de un jefe del Estado hoy humillado, se había retirado de la mesa del juego de la guerra y sobre su frente tenía tatuada una diana.

El detonante

Ni con una venda en los ojos hubiera sido incapaz de ver que él y los suyos se habían convertido en objetivo del fuego amigo

El proceso que lleva a esa conclusión que él asume y por eso reacciona como vimos el sábado sería el siguiente. Se interrumpe el suministro de municiones a sus hombres en plenos combates en Jersón, son atacados por soldados rusos que muestran al mundo en sus redes sociales y mientras, libran otra batalla paralela por el relato con el Kremlin.
Ni con una venda en los ojos hubiera sido incapaz Prigozhin de no ver que él y los suyos se habían convertido en objetivo del fuego amigo. Pero si por alguna razón extraña tuviera alguna duda ésta quedo despejada con la orden del ministerio de Defensa y el plazo hasta el 1 de julio de incorporarse todos a las Fuerzas Armadas. Dicho de otro modo, de disolver el grupo Wagner.
Ese, posiblemente, fue el detonante de la jugada de Prigozhin al advertir que los drones rusos (los de fabricación iraní) le tenían en el GPS.

Su pulso permanente en esta campaña con los altos mandos del ejército de la Federación Rusa resultaba insostenible y vergonzoso para el Kremlin

Su pulso permanente en esta campaña con los altos mandos del ejército de la Federación Rusa resultaba insostenible y vergonzoso para el Kremlin donde el único que evitaba pronunciarse en público era Vladimir Putin hoy, como Prigozhin, en paradero desconocido.
El silencio del ex agente del KGB que quizás haya dejado de soñar las últimas 48 horas en perpetuarse en el poder, permitía interpretarse como un mensaje de apoyo al hombre que le organizaba los banquetes –«el chef de Putin» era su sobrenombre– y que gracias a su apoyo se enriqueció aún más con los contratos de avituallamiento con el Ministerio de Defensa que han terminado en los tribunales por distribuir alimentos vencidos o en mal estado.

Retirada inverosímil

La retirada de las columnas Wagner el sábado cuando estaban a 200 km de Moscú tras la mediación de Lukashenko, con la excusa de evitar un baño de sangre, resulta inverosímil. Prigozhin puede ser intempestivo, pero no es un idiota y conoce bien a Putin. Los tres kilos de oro incautados en su hotel Trezzini de San Petersburgo, y la colección de pasaportes más la medida docena de pistolas con diferentes identidades que le han incautado son buena prueba de ellos.
Su repliegue nos obliga a pensar que el acuerdo se produjo tras lograr garantías de inmunidad para él y los suyos , pero nos falta por conocer la letra pequeña de ese compromiso donde el futuro del grupo Wagner es inseparable al de su jefe y gran oligarca.

La versión oficial

La versión oficial es que Prigozhin podrá vivir en paz en Minsk, los leales que iban en carros de combate y camiones en dirección a Moscú (con el aplauso de la gente) no serán sancionados y el resto tiene las puertas abiertas para incorporarse al Ejército.
Todavía puede haber sorpresas, como deslizó Blinken. Entre otras saber dónde están los dos nuevos enemigos íntimos. Esos que, ahora, saben que su vida puede ser más breve de lo que pensaban. Dicho de otro modo, que la diana en la frente de Prigozhin está impresa con tinta indeleble, pero también que Putin tiene otra idéntica en el mismo sitio.
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