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El líder centrista de Francia, François Bayrou

El líder centrista de Francia, François BayrouEFE

Macron nombra primer ministro al centrista François Bayrou con la esperanza de aplacar la crisis política de Francia

El líder y fundador del partido Movimiento Demócrata (MoDem), fiel aliado del presidente francés, tendrá que reunir los apoyos de las diferentes fuerzas políticas que controlan la Asamblea Nacional para sacar adelante los presupuestos

Una vez más, el presidente francés, Emmanuel Macron, se ha hecho de rogar. El mandatario había asegurado que nombraría al nuevo primer ministro como tarde en la tarde noche de este jueves, tras la caída del conservador Michel Barnier el pasado miércoles por una moción de censura. Sin embargo, Macron alargó la decisión y no ha sido hasta pasadas las 12:30 de este viernes, cuando ha confirmado que el centrista François Bayrou, 73 años, líder y fundador del partido Movimiento Demócrata (MoDem), será el encargado de formar un nuevo Gobierno que calme la situación política en el país.

El recién nombrado primer ministro de Francia reconoció, este viernes, en sus primeras declaraciones a la prensa tras ser confirmado como jefe del Ejecutivo galo que la situación del país «es difícil», pero que el «camino» es el de «la unidad en lugar de la división». «La reconciliación es necesaria», aseveró Bayrou, quien también hizo referencia a la figura de Enrique IV, monarca que puso fin a las guerras de religión en la Francia del siglo XVI. Bayrou es más que consciente de que se enfrenta a la titánica tarea de reunir los apoyos suficientes para sacar adelante los presupuestos en un panorama político totalmente fragmentado.

Tras el adelanto electoral del pasado mes de julio, la Asamblea Nacional (AN) francesa se encuentra totalmente dividida en tres bloques, prácticamente irreconciliables y, desde el verano, Francia se encuentra en momento de bloqueo sin precedentes. El Nuevo Frente Popular (NFP) –coalición de izquierdas liderada por La Francia Insumisa (LFI), del radical Jean-Luc Mélenchon, socialistas, comunistas y ecologistas— logró 182 de 577 diputados, pero quedó muy lejos de la mayoría absoluta de 289. El bloque macronista, por su parte, obtuvo 168; y el de Marine Le Pen, Agrupación Nacional (RN), 143.

Ante este panorama, Barnier, reconocido por su capacidad de llegar a consensos, volvió a la primera línea de la política con la esperanza de desatascar la situación. Pero el conservador no ha podido hacer gala de sus dotes y pasará a la historia por se el primer ministro más efímero de Francia, con tan solo tres meses en el cargo. La situación se precipitó la semana pasada, cuando el ya exprimer ministro galo trató de sacar adelante los presupuestos de 2025 sin el apoyo de la Cámara Baja y a sabiendas de que su empeño le podía costar una moción de censura. Así fue, Barnier acabó cayendo por iniciativa de la coalición de izquierdas, apoyada por la formación de Marine Le Pen.

A pesar del lavado de cara, la situación política sigue siendo de crisis y Bayrou afronta el mismo desafío, construir una mayoría relativa en la Asamblea Nacional para sacar adelante los proyectos de país, sobre todo, en materia económica. Francia se encuentra a la cola de los países europeos con un déficit público en 2024 que superará el 6 % del Producto Interior Bruto (PIB) y una deuda pública que se situará por encima del 112 %. Entre las primeras reacciones está la del presidente de RN, Jordan Bardella, quien ha asegurado que, a priori, «no habrá censura», pero sí ha advertido de que sus «líneas rojas no han cambiado».

Por su parte, la formación de izquierda radical LFI no ha esperado ni siquiera a ver cómo echa a andar el nuevo Gobierno y ya ha anunciado que presentará otra moción de censura. «Una candidatura más para el indulto de Emmanuel Macron. El país tiene dos opciones claras: continuidad de las políticas de la desgracia con François Bayrou o ruptura», ha escrito en su cuenta de X, antes Twitter, la presidenta de La Francia Insumisa, Mathilde Panot.

Desde el entorno de Macron ya adelantaban que el nuevo primer ministro «tendrá la misión de hablar con todos los partidos políticos», aunque excluyen de la ecuación tanto a la formación de Le Pen como al partido de Mélenchon. «El nombre de François Bayrou ha surgido en los últimos días como el más consensuado. A medida que avanzaban las consultas, el alcalde de Pau surgió como la persona más capacitada para garantizar la unidad y formar el Gobierno de interés general que pidió el presidente de la República en su último discurso», tras la caída de Barnier, declararon a varios medios franceses fuentes del Elíseo.

Macron, y su dejadez ante la crisis política

A Macron la caída del Gobierno de Barnier le pilló de viaje en Arabía Saudí, donde se reunión con el Príncipe heredero y hombre fuerte, Mohammed bin Salman (MBS), con el propósito de firmar una asociación estratégica destinada a profundizar los lazos bilaterales. Mientras el presidente francés se paseaba por el país del Golfo, el primer ministro que había nombrado hace apenas tres meses se desmoronaba y Francia volvía a encontrarse en una situación de bloqueo. El presidente francés era consciente de que el mismo día en el que él ponía rumbo a Riad, Barnier se enfrentaba a una moción de censura, y que era más que probable que esta saliera adelante. Aún así, Macron no cambió ni un ápice su agenda y sin dudarlo puso rumbo a Arabia Saudí.

Algo más de una semana después, el mandatario galo ha aplicado el mismo modus operandi y, a pesar de haber prometido que anunciaría a su nuevo primer ministro antes de este jueves, Macron se subió en un avión hacia Polonia para reunirse con el primer ministro polaco, Donald Tusk, con quien discutió, entre otros asuntos, la invasión rusa de Ucrania y la necesidad de los países europeos de seguir apoyando a Kiev. A pesar de que Macron decidió acortar su viaje y volver antes a París, inevitablemente su visita al país báltico acabó retrasando el anuncio, que se ha postergado hasta este viernes. La televisión y los medios franceses ya le han bautizado como el procrastinador. La estrategia del presidente galo, desde el adelanto electoral, pasa por alejarse de las dinámicas de la política interna del país y centrarse en su perfil como estadista internacional.

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