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Efraim Halevy, ex jefe del Mossad

Efraim Halevy, ex jefe del MossadCarmen De Carlos

Entrevista a Efraim Halevy, ex jefe del Mossad que mandó la carta para un alto el fuego en Gaza

«Los que firmamos creemos que la presión militar no devolverá a los secuestrados por Hamás»

Exige al gobierno dar prioridad a la recuperación de los rehenes que están en manos de Hamas en Gaza, aunque para lograrlo haya que poner fin a la guerra

Efraim Halevy (90) es uno de los tres ex jefes del Mossad que suscribió recientemente la carta difundida en nombre de dicho servicio de Inteligencia, en la que se exige al gobierno dar prioridad a la recuperación de todos los secuestrados que están en manos de Hamás en Gaza, aunque para lograrlo es imperioso poner fin a la guerra.

Ese mensaje público, el primero de este tipo difundido por ex miembros del Mossad, se sumó a numerosos más, muy similares, difundidos por egresados y reservistas de diversas unidades de las Fuerzas de Defensa de Israel. Oficiales de muy alto rango, inclusive ex jefes del Ejército y numerosos Generales retirados, se contaron entre los que suscribieron los distintos mensajes.

Halevy es uno de los firmantes de más larga trayectoria en el trabajo por la seguridad de Israel. Fue miembro del Mossad durante 40 años y entre 1998 y 2002 encabezó el servicio. Luego fue director del Consejo de Seguridad Nacional. También tiene experiencia como diplomático y docente universitario. Hoy está retirado de la actividad pública oficial, pero es consultado como un referente en temas de seguridad.

¿Por qué firmó la carta?

— Porque considero que si para recuperar a los secuestrados tenemos que terminar la guerra, es lo que hay que hacer. Y cuantos más firmemos, quizás más influencia lograremos sobre el liderazgo para que tome la decisión correcta.

Los secuestrados son un arma de Hamás que tienen en sus manos contra Israel

— ¿Piden el fin de la guerra para recuperar a los rehenes, pero no se oponen a la guerra en sí, declarada tras la masacre de Hamas el 7 de octubre del 2023?

— Así es. Hamás hace un juego muy duro. Por un lado, no entra plenamente en negociaciones para solucionar el problema de los secuestrados, ya que para ellos son un arma que tienen en sus manos contra Israel. Lo que quieren es presionar más y más a Israel. Y por otro, de nuestra parte tenemos que hacer un enorme esfuerzo para recuperar a los rehenes.

El Ejército sostienen que sólo mediante presión militar se logrará el objetivo.

—Es cierto, no todos piensan igual. Hay quienes creen inclusive que no hay que negociar con Hamás sino cobrarle un precio más alto aún. En la práctica, los que firmamos consideramos que la presión militar no hará posible devolver a los secuestrados.

No hemos destruido toda la capacidad militar de Hamás

¿Cómo influye la proclamación tajante de Hamás de que no aceptará deponer las armas?

— Hemos asestado a Hamás golpes muy fuertes, aunque no hemos destruido toda su capacidad militar. Pero les queda un arma clave: nuestros secuestrados. Tratan, a través de ellos, imponernos todo tipo de exigencias y promesas para el futuro. Sea como fuere, está claro que si Hamás permanece en el poder con las armas que le quedan, puede prepararse para lanzar un nuevo ataque en unos meses o en unos años. Y es cierto que no podemos permitir algo así.

Entonces, ¿cómo hay que actuar?

— Es indudablemente un problema. Pero para lidiar con eso podemos organizarnos, tenemos que ser rápidos. No olvidemos que hay una diferencia abismal entre la forma que nosotros valoramos la vida de nuestros secuestrados y la forma en que ellos los usan. Nuestra obligación superior es salvarlos, enseguida, pagando el precio necesario. Y ya hemos pagado altos precios, excarcelando a numerosos terroristas por cada secuestrado nuestro liberado. No es sencillo. Pero recuperar a nuestra gente es muy importante.

24 de los 59 rehenes al parecer están vivos

— ¿Entre los 59 rehenes en manos de Hamás hay muchos muertos?

— Así se ha informado, así es. No tenemos certeza. Se estima que 24 al parecer están vivos, aunque Hamás nunca dio una lista ordenada, formal, a propósito, nunca dio información clara. Su juego es muy cruel. Pero nuestra obligación moral para con nuestros ciudadanos, es muy clara. Tenemos que traerlos a casa.

¿Confía en que Israel negocia el tema como se debe?

— No estoy seguro que quien encabeza las negociaciones tenga la preparación necesaria para eso [el Ministro Ron Dermer, mano derecha de Netanyahu]. Antes había otro equipo encabezado por el jefe del Shabak [Servicio General de Seguridad], el jefe del Mossad y el representante de las Fuerzas de Defensa de Israel General Nitzan Alon, al que conozco bien hace muchos años. Era un equipo muy serio, pero ahora hay otro equipo. Y quien lo encabeza, rehúsa reunirse con familias de secuestrados que han pedido verlo.

¿Cómo compararía a Netanyahu con otros primer ministros con los que ha trabajado?

— Yo creo que el más serio que conocí fue Isaac Rabin, que era exigente en seguridad y también logró firmar la paz con Jordania.

–...Donde usted intervino activamente. El Rey Hussein de Jordania lo consideraba a usted un amigo y confidente personal.

–Así dicen. Creo que también Ariel Sharon era muy serio. Respecto a Netanyahu, no estoy seguro si sabe negociar bien, más que nada deja cosas para más adelante. Y en medio hay problemas de política interna, como la reforma judicial que despertó muchas discusiones. Haber vuelto a parte de eso mientras hay guerra, creo que es terrible. Pero tiene mayoría en el Parlamento.

–¿Considera que su política respecto a Gaza fue un error?

–No olvidemos que permitió que dinero pagado por Qatar entre a Gaza todos los meses, altas sumas que llegaban también a manos de Hamás.

–Pero Netanyahu sostenía que era para familias carenciadas y mantener la calma en la Franja.

–Pero se sabe que llegaba a Hamás. Todo esto, mientras miles de gazatíes entraban a trabajar en Israel y hasta recibían tratamiento médico en nuestros hospitales. Todo terminó en catástrofe.

–¿Se volvió a la Guerra, como dice Netanyahu, para aumentar la presión sobre Hamas y así recuperar a los secuestrados, o por consideraciones políticas, como alega por ejemplo la carta de los pilotos?

–Me es difícil abrir un juicio claro al respecto. Quizás tendría que ser psicólogo para responder. Pero lo que sí puedo decir es que si pensara que con la presión militar se recuperará a los secuestrados, no habría firmado. No creo que se logre. Por eso firmé.

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