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El presidente palestino, Mahmud Abás, durante su visita a Chile en 2019

El presidente palestino, Mahmud Abás, durante su visita a Chile en 2019EFE

Mahmud Abás promete elecciones en Palestina, pero solo tras la guerra en Gaza: Trump no cede ante presiones internacionales

Desde Nueva York, el presidente Trump se mantiene firme frente a la Autoridad Palestina y su historial de retrasos, corrupción y apoyo implícito al terrorismo

En medio de una creciente presión internacional por una solución al prolongado conflicto en Medio Oriente, el líder de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, anunció este lunes que Palestina celebrará elecciones presidenciales «un año después de que acabe la guerra» en Gaza. Sin embargo, su promesa llega cargada de condiciones y sin una fecha clara, lo que ha generado escepticismo dentro y fuera de su propio entorno político.

Durante su intervención por videoconferencia en la Conferencia Internacional para la Solución de los Dos Estados, celebrada este lunes en Nueva York, Abás expuso una serie de reformas que, si se cumplen, marcarían un giro drástico en la política palestina. Sin embargo, lo más comentado no fue su discurso, sino su ausencia física: el Gobierno de Estados Unidos, bajo la administración del presidente Donald Trump, le negó el visado de entrada al país.

Trump mantiene línea dura: sin concesiones a quienes no condenen la violencia

El gesto diplomático fue interpretado por analistas internacionales como una señal clara de que la administración Trump no está dispuesta a suavizar su postura ante líderes que no tomen acciones contundentes contra el extremismo islámico, en particular el rol ambiguo de la Autoridad Palestina frente al grupo terrorista Hamás.

Aunque Abás prometió el desarme de Hamás, el fin de los pagos a familiares de terroristas y una reforma del sistema educativo «según parámetros de la UNESCO», sus palabras contrastan con una realidad política estancada: Palestina no celebra elecciones desde 2005 en Cisjordania y desde 2006 en la Franja de Gaza.

«Queremos un estado moderno y democrático, basado en el imperio de la ley, el pluralismo, la igualdad y la justicia», afirmó Abás. Pero su historial despierta serias dudas sobre la viabilidad de esas promesas.

Desde su regreso a la presidencia, Donald Trump ha reiterado su apoyo a Israel como el único actor democrático y estable en la región. Al negar el visado a Abás, el mandatario reafirma una línea política clara: no habrá diálogo sin condena explícita al terrorismo ni compromisos verificables en el terreno.

Además, la Casa Blanca ha insistido en que la financiación internacional a Palestina debe condicionarse a reformas reales, incluyendo la eliminación de incentivos económicos a los ataques contra civiles israelíes y la transformación del sistema educativo que glorifica el martirio y la violencia.

Una promesa más en un mar de promesas incumplidas

A pesar de las declaraciones de Abás, lo cierto es que la comunidad internacional lleva décadas escuchando promesas similares sin ver resultados concretos. La Autoridad Palestina continúa siendo percibida como un aparato político envejecido, sin legitimidad democrática y con escasa voluntad de renovación real.

En contraste, Trump ha mantenido una visión clara: la paz solo es posible desde la verdad, no desde el apaciguamiento.

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