Los concesionarios hacen negocio con los vehículos de ocasión

Los concesionarios hacen negocio con los vehículos de ocasiónCR

Testigo directo

El desolador recorrido por los concesionarios de coches en 2022

Comprarse un coche se convierte en una suerte de empleados frustrados, poco stock y préstamos cada vez más caros

La tormenta perfecta ha llegado al sector del automóvil en el peor momento posible. Por un lado, la transición al coche eléctrico que fomentan los gobiernos con todo tipo de ayudas; por otro, la escasez de chips que provoca que los vehículos no se puedan terminar de fabricar y, por último, la subida de tipos que pone imposible financiar la compra.

Motores

El camino hacia la compra de un coche pasa por elegir qué motor elegimos. En este caso da igual diésel, gasolina o eléctrico. Se puede buscar un motor térmico para viajes largos y un modelo pequeño y eléctrico para el día a día en la ciudad.

En general, entrar en cualquier concesionario en 2022 incluye encontrarse de frente con un vendedor que no tiene manera de seducir al comprador con nada. Pocas ofertas, algún descuento, ayudas del Gobierno que no llegan…

El coche nuevo está desechado por las propias marcas. En verano de 2021 ya daban un plazo de 18 meses para la entrega. Ahora, no hay nada antes de marzo.

Algunos concesionarios tratan como verdaderos tesoros vehículos que van a recibir bajo pedido, pero que finalmente no se pudieron cerrar como venta. Ese coche llegará en noviembre, será nuevo y el comprador tendrá que aceptar el color, el motor y los acabados si lo quiere antes que nadie.

Sin pedidos

La posibilidad de encargar uno ya no existe en algunas marcas. Los empleados muestran a los compradores el candado de la formalización de un pedido para justificar que no pueden ni vender sobre el papel.

Otro de los puntos más dramáticos de este paseo por los concesionarios es la falta de vehículos en exposición. Las fábricas montan coches nuevos bajo pedido y no es posible tenerlos parados en un expositor. El futuro comprador que insiste en ver el coche tiene que pasar al taller de ese concesionario a ver el modelo mientras lo reparan. Se tiene que imaginar colores y acabados porque es complicado que coincida con su elección.

Eléctrico

La opción de comprar un coche eléctrico es una quimera. En los concesionarios no tienen stock, pero tampoco vehículos de ocasión porque es una tecnología relativamente nueva como para que se venda de segunda mano.

Además, estos coches no tienen ayudas del PERTE por lo que se convierten en modelos caros comparados con los térmicos.

Respecto a las ayudas, es el único argumento con el que juegan los concesionarios. El PERTE de 2022 está cerrado, pero la lista de espera para el de 2023 está abierta y eso supone 4.500 euros si no se achatarra otro coche o 7.000 euros con achatarramiento. A esas cifras hay que quitarles en 20 % que se lleva Hacienda, pero ya es un incentivo, aunque el dinero pueda tardar hasta dos años en recibirse.

Y queda la única opción de los concesionarios, los coches de ocasión. Vehículos de directivos, de empresas o de los mismos trabajadores, en algunos casos fueron matriculados en diciembre de 2021 para cumplir ventas y no tienen más de 20 km.

Ocasión

Esos coches tienen un ahorro hasta del 30 % respecto al modelo nuevo y son un filón en estos tiempos de crisis. Desde las marcas aseguran que los sábados por la mañana «esto parece el Mercadona» por la cantidad de gente que se da cita para buscar esos chollos de ocasión.

A todo esto, llega el momento de pagar. Hacerlo directamente es algo que ya casi nadie contempla. Todo pasa por financiación lineal o una opción a futuro con una última cuota a pagar a los tres años. Aquí el comprador abona una entrada y, después, cuotas mensuales hasta la última donde decide si financiarla, pagarla o devolver el coche.

Hasta este sistema se vuelve complicado. La subida de tipos afecta a estos préstamos y los sitúan casi en el 3 % lo que encarece más la operación y frena a muchos compradores.

El periplo para la compra de un coche pasa por tragar con lo que hay en las campas de muchos concesionarios o lo poco que llega de las fábricas que suele tener ya dueño antes de salir de la cadena de montaje.

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