Luis E. Togores

La gran mentira europea, de la DGT y del Gobierno sobre la contaminación de los automóviles

La nueva ley ecológica incentiva la compra de vehículos nuevos

Actualizada 04:30

Sin entrar en la cuestión de la cilindrada de los vehículos que por su matrícula se mete en el mismo saco un todoterreno de gasoil de 6 cilindro que un Seat 600 con escasos 633 cc. y 18/20 caballos, menos que muchas motos, nos encontramos con la enorme contradicción que lo que marca la vida ecológica de un coche es su año de matriculación y no su contaminación real.
La nueva ley ecológica incentiva la compra de vehículos nuevos, eléctricos o con etiqueta eco, que por su alto precio solo son posibles de adquirir por los sectores más pudientes de nuestra sociedad.
Muchas familias, que en su día compraron coches legales, autorizados, pagando sus correspondientes impuestos, se supone que les garantizaban poder usar su vehículo mientras quisiesen, ahora se encuentran que no puede utilizarlos por su ciudad.
Algunos propietarios, pensando que el objetivo de toda esta maniobra era no contaminar o hacerlo lo menos posible, han estudiado la posibilidad de convertir su vehículo a gas.
Existen empresas que por un precio en torno a los 2.000 € convierte los automóviles de gasolina para que puedan seguir funcionando consumiendo gas. Hasta aquí todo correcto. Se supone, inicialmente, que con unos coches que consuman gas se terminaría el problema de la contaminación que genera la gasolina y el gasoil. Así el feliz propietario podría seguir disfrutando de su automóvil que con tanto cariño y esfuerzo ha pagado con su dinero.
Pero, en el momento de ir a realizar el cambio de gasolina a gas surgen los problemas. Las empresas que realizan estas operaciones te piden la ficha técnica del vehículo. Con ella, acto seguido, te dicen que es posible el cambio pero OJO, esto no supone que ese vehículo logre las ansiadas etiquetas que te permite circular y aparcar por dentro de la ciudad. Si el vehículo no tiene una etiqueta ecologista, o sencillamente no tiene etiqueta, el cambio a gas no supone conseguir la soñada y desea etiqueta que te permita disfrutar y usar libremente tu automóvil por tu ciudad. Les hemos escrito y nos dicen lo siguiente:
Soy... , del Taller especializado en GLP iRCONGAS, Getafe (Madrid) en adaptaciones de vehículos gasolina a Autogas GLP.
Gracias por enviarnos la ficha técnica del coche.
Con los datos que nos ha facilitado, podemos confirmarle que su vehículo, es de inyección indirecta 6 cil. y que el presupuesto para la instalación en nuestro taller de Madrid (Getafe) es de 2.008€ (IVA incl.) con el fabricante EUROPEGAS, cuenta con 3 años de garantía o 100.000km y el coche obtendría el beneficio de la etiqueta ambiental ECO por tráfico si actualmente cuenta con etiqueta C o normativa Euro4 o superior.
El coche no obtendría ningún tipo de etiqueta ambiental distinto al que tiene por su antigüedad, por tanto, adaptar este coche a GLP le supone únicamente ahorro económico.
Tiempo de instalación: 4-5días.
Los mantenimientos del equipo GLP se realizan cada 20.000k o al año (coste aprox. 65€ IVA incl.)
Un propietario de un Smart escribe en la red:
Me he vuelto loco intentado que alguien del servicio de atenciones al cliente de MB (Mercedes Benz) me dé una respuesta... seguro que alguno de vosotros me puede iluminar. Tengo un 450 (Smart) del 99. Por razones «obvias» la DGT no me manda la dichosa pegatina de las emisiones, puesto que el coche es anterior al 2000 y «no» es Euro 3, pero en la base de datos de la DGT no consta tampoco que sea Euro 2. Mi duda es la siguiente: si mi modelo se comercializó, hasta donde yo sé, sin modificaciones, hasta el 2002, que se le hizo el cambio de faros y los motores de 700. ¿Cómo es que si un coche de mi serie se matriculó meses después que el mío, en el 2000 cumple con la Euro 3 y el mío, que es el mismo coche, no la cumple?
¿Hay algo que se me está escapando?
A un Smart del 1999 no le dan etiqueta pero a un Ford Mustang GT con un motor V8 de 5,0 litros sobrealimentado y con 627 CV y 732 Nm de par motor Sí tiene etiqueta. ¡Algo se me escapa a mí también!
¿Cuál es el objetivo de la administración europea, nacional, de la DGT, ayuntamientos... que no contaminemos o que nos veamos forzados a comprar un nuevo coche?
Siempre he pensado que las administraciones públicas estaba para servir al ciudadano y que tenía la obligación de ayudarnos, pues, al fin y al cabo, nosotros somos los que las sostenemos con nuestros impuestos. Cada día, y como yo mucha gente, ya pensamos que los partidos políticos y toda su estructura clientelar, la administración y los chiringuitos solo sirven para que nos pongan bocabajo y nos vacíen los bolsillos.
Con una genial ironía, el publicista español del Romanticismo Mariano José de Larra hizo hace casi dos siglos (1833) una mordaz crítica a la lentitud de la burocracia española y a la costumbre española de alargar y manipular la ley y los plazos, teniendo como una de sus características sociales, la pereza (y yo añado un interés espurio económico). Larra se suicidó aburrido de los burócratas y políticos a los 27 años.
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