Práctico y útil
La verdad es que pese a la complejidad de los automóviles actuales, aún hay pequeñas reparaciones que pueden realizarse sobre la marcha y sacarnos de un buen apuro.
Es el caso del conocido como el truco del imperdible, una manera de solucionar en cuestión de segundos lo que puede llegar a convertirse en un problema tan serio como una multa o un suspenso en la ITV.
En este caso el truco es tan sencillo como armarnos con un imperdible y hacer uso de su punta para desatascar los orificios por los que sale el agua que limpia el parabrisas delantero del coche. Estos orificios habitualmente están muy expuestos al polvo y la suciedad, lo que puede provocar que acaben por bloquearse.
Circular con estos orificios bloqueados es un problema. Por un lado, pueden provocar que se estropee la bomba que hace que salga agua por ellos.
En paralelo, si se nos ensucia el parabrisas, no vamos a tener forma de limpiarlo, pues si hacemos uso de los limpia sin agua sobre el parabrisas lo único que vamos a lograr es rayar el cristal.
En este caso, si los agentes de la Policía Municipal o Guardia Civil determinan que la suciedad del parabrisas afecta a la visibilidad podrían sancionarte con 200 euros. Conviene también saber que si el agua de los limpiaparabrisas no sale se considera un defecto leve en la ITV, lo que significa que su mal funcionamiento puede provocarnos un disgusto al pasar la inspección.
Pese a que es habitual encontrarse con la recomendación de limpiar los orificios con un simple alfiler, la realidad es que los alfileres suelen ser más débiles y se rompen con mayor facilidad, y si se rompe con la punta metida en el orificio tendríamos un problema considerable, por lo que merece la pena optar por un imperdible.
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