Recaudación
Estas fechas suponen un anticipo al verano y marcan el inicio de los desplazamientos masivos por carretera. Un año más, la DGT apuesta por una política de control y sanción en carretera, encabezada por miles de radares y sistemas de control que no necesitan la intervención humana, sino que en muchos casos ya funcionan de manera autónoma.
La temporada da comienzo con casi 3.000 dispositivos de este tipo en las carreteras y calles españolas. Es cierto que no todos son de la DGT, pues muchos de ellos están en manos de comunidades autónomas o municipios, que cada día tienen un papel más activo en este tipo de controles.
De hecho, de estos aparatos unos 2.100 son de velocidad, 430 de semáforo, 170 de tramo y 250 de control de móvil o cinturón. Sin duda un despliegue sin precedentes que no para de aumentar gracias a la rentabilidad económica que tiene cada uno de estos aparatos, lo que no quita su aportación en materia de seguridad vial.
Respecto a los tipos y ubicaciones, la situación no ha cambiado demasiado. Los radares de carretera son principalmente fijos, móviles y de tramo. Los fijos deben estar correctamente identificados en su colocación o de lo contrario las multas no serán válidas, uno de los principales motivos de reclamación.
En el caso de los de tramo ocurre exactamente lo mismo, pues también deben estar perfectamente identificados en la ubicación del tramo y del tipo de radar ante el que estamos.
Con respecto a los radares móviles, la situación se complica, ya que la DGT ha dado la consigna a los agentes de la Guardia Civil de esconder los aparatos físicamente gracias a su pequeño tamaño, para sorprender así a los conductores con mayor facilidad.
Por último, están las cámaras que se encargan de vigilar que el conductor lleve puesto el cinturón y que no usa el móvil mientras conduce. Se ven siempre a distancia, dado que están colocadas sobre pasarelas de las carreteras y autopistas, con lo que son fácilmente distinguibles.
Cataluña se mantiene como la comunidad con mayor número de dispositivos de control, seguida de Andalucía, Castilla y León, País Vasco y Madrid. Mientras que Barcelona es la provincia con más dispositivos.
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