Las turborrotondas deberían agilizar el tráfico y mejorar la seguridad
Práctico
Adiós a las turborrotondas, llegan las rotondas que giran solas
Este tipo de glorietas desconciertan a los conductores, que no acaban de saber cómo deben circular en el interior
Hace ya años que las rotondas se han convertido en una verdadera obsesión en España, hasta donde llegaron en 1976 con la inauguración de la primera en la isla de Mallorca.
A día de hoy se calcula que en España hay entre 80.000 y 100.000 rotondas, según cómo se contabilicen. Se trata de una cifra que no para de crecer porque es cierto que en muchos casos sustituyen cruces peligrosos y logran agilizar el tráfico y evitar accidentes, lo que tampoco es excusa para que se abuse de ellas.
Maneras de girar
Casi dos décadas después, en 2010, llegaron las primeras turborrotondas a España. Se trata de un tipo de glorietas muy especiales en las que la idea es que los conductores no tengan que cambiarse de carril una vez dentro de la glorieta.
La idea es que en las turborrotondas entres y salgas por el mismo carril
De esta forma, antes de llegar a la rotonda el conductor elige el carril en función de la salida que quiere tomar, así las marcas viales en el suelo evitan que los conductores cambien de carril una vez dentro.
No baja la siniestralidad
En Estados Unidos fueron un paso más allá en 2023 con la construcción de una turborrotonda muy especial en Hollister, California. En este caso, la tuborrotonda se usó para sustituir a un cruce regulado con semáforos donde se registraba un número exagerado de accidentes.
La conflictiva rotonda de Hollister
La nueva turborrotonda separa los carriles con bordillos, no con simples líneas, tal y como ocurre en España, por ejemplo. El problema es que un año después de su puesta en funcionamiento el número de accidentes no solo no ha bajado, sino que ha subido. Esto ha provocado que los usuarios hayan pedido ya su eliminación.
Innovación vasca
Así las cosas cobra fuera el nuevo concepto de rotonda que usan en municipio de Elantxobe, a 50 kilómetros de Bilbao, donde funciona una rotonda muy especial en la que no giran los coches, sino el suelo.
Su uso está enfocado a los autobuses, fundamentalmente, que tenían problemas para girar. Así, el conductor de autobús no tiene más que colocar el vehículo sobre las marcas del suelo, que gira para colocarlo hacia la salida que quiere tomar. Una solución un tanto drástica pero necesaria en este caso.
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