Un estropajo en el tubo de escape, mucho más funcional de lo que parece

Un estropajo en el tubo de escape, mucho más funcional de lo que parece

Práctico

La increíble función de meter un estropajo de aluminio en el tubo de escape del coche

Aunque no sea muy conocido, este truco puede ayudarte a pasar una de las pruebas más temidas por los conductores

Raro es el día que no se aprende algo nuevo en el mundo del automóvil, bien consejos de mecánica o de conducción o bien trucos domésticos con una utilidad absolutamente inesperada.

Por ejemplo, no son muchos los que saben que el vinagre es uno de los mejores limpiadores de llantas que existen o que frotando una patata contra un cristal conseguimos que no se empañe.

El vinagre, la patata y el estropajo

En este caso se trata de un truco que podríamos llamar técnico mucho más desconocido aún, de hecho son muy pocos los mecánicos y trabajadores de la ITV que lo conocen.

El estropajo de aluminio en el tubo de escape

El estropajo de aluminio en el tubo de escape

El truco en sí consiste en meter un estropajo de aluminio popularmente conocido como nanas en el tubo de escape del vehículo. De esta manera y aunque podría ser una explicación razonable no logramos reducir las emisiones del coche, sino que lo que conseguimos es solucionar un problema por el que también pueden suspendernos.

Problemas de ruidos

En este caso el problema hace referencia a la sonoridad. La DGT ha endurecido las pruebas de sonoridad en la ITV, por lo que ahora es mucho más sencillo que no den el apto a los vehículos que hagan demasiado ruido.

Pues bien, un estropajo de aluminio en el escape ayuda a disipar el ruido y con ello reduce notablemente la sonoridad. Un truco muy poco conocido pero que funciona en estas circunstancias.

La ITV puede medir la sonoridad de motos y coches

La ITV puede medir la sonoridad de motos y coches

Hace tiempo que la DGT se planteó luchar contra los excesos de ruidos de determinados vehículos, que en algunos casos van a escape libre, para lo cual han anunciado la puesta en funcionamiento de radares de ruido en ciudad y ha endurecido los controles en carretera.

Estos controles estarán ubicados especialmente en determinadas zonas como colegios, hospitales o residencias en las que los excesos de sonoridad son incompatibles con las actividades que allí se desarrollan en todo momento.

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