Bruselas no cede, los coches de carburante tienen los días contados
Coche eléctrico
Las dos restricciones que se plantea Bruselas para acabar con los coches de combustión
La Unión Europea tiene claro el objetivo, la supervivencia de los coches eléctricos frente a los de combustible y va a hacer lo que haga falta para lograrlo
Europa tiene claro que la llegada del coche eléctrico viene acompañada de una desagradable sorpresa para los dueños de coches de combustión, y es que la hoja de ruta incluye su desaparición en los próximos años.
Bruselas ya se ha dado cuenta de que no puede ordenar alegremente su destrucción, así que ha optado por métodos de castigo mucho más sutiles. Esto ha provocado que exista un odio visceral muy importante hacia el coche eléctrico entre muchos conductores.
Odio visceral
La clave está en ‘penalizar’ la propiedad de coches de combustión y sobre todo encarecerla, de manera que progresivamente vayamos enviando los coches gasolina y diésel al desguace.
Las ITV y las etiquetas medioambientales van a tener parte activa en este proceso
Lo que Bruselas tiene claro es que con subvenciones al eléctrico no está logrando nada en esta transición que está buscando.
Las subvenciones solas no bastan
La primera forma de eliminar coches eléctricos tiene que ver con las ITV, las inspecciones van a ser cada vez más rigurosas en toda Europa y cada vez va a ser más difícil y caro que los coches pasen las pruebas, especialmente las de emisiones.
De hecho las ITV ya obligan a que las emisiones de los coches sean equivalentes a las que tenían cuando salieron del concesionario, algo imposible de lograr en muchos coches. El siguiente paso va a ser controlar las emisiones de NOX y de micropartículas, dos valores que actualmente no se controlan.
Con la prueba de humos muchos más coches van a quedar en la cuneta
Así vamos a haber de averías de miles de euros que van a obligar a que mandemos los coches a los cementerios de automóviles para su achatarramiento.
En paralelo la puntilla va a estar en el carburante, el primer paso ha sido igualar el precio del gasóleo a la gasolina en casi toda Europa excepto en España eliminando las bonificaciones fiscales, algo que terminará por llegar si queremos seguir recibiendo subvenciones de Bruselas.
Y por último se prevé que el precio de todos los carburantes se encarezca un 25 % los próximos años, con lo que volveremos a más de 2 euros por litro, en conjunto un plan sin fisuras.