Un Mercedes rematriculado en España recientemente
Mercado
Rematricular coches extranjeros como si fueran nuevos: el truco de los que no pueden comprarse un coche nuevo
Se trata de una solución muy habitual en España recientemente, pero que hace solo unos años era propia de países en vías de desarrollo
Desde la epidemia de Covid de 2020 hasta ahora el precio de los coches nuevos ha subido en torno a un 50 %, la electrificación del sector y la incorporación de decenas de ayudas a la conducción que muchos propietarios ni quieren ni piden ha convertido a los automóviles en verdaderos artículos de lujo.
Así, el mercado de segunda mano se ha convertido en el valor refugio para muchos que no pueden comprarse un coche nuevo, de hecho el precio y el mercado de los coches usados se ha disparado y a día de hoy ya se venden dos coches usados por cada uno nuevo, con un precio medio de casi 20.000 euros.
Dos por uno
El problema es que esta situación ha tensionado enormemente el mercado de los coches usados y estos escasean, lo que está obligando a los compradores a traer coches del extranjero y rematricularlos en España, es lo que se ha denominado como 'importar óxido'.
Un Seat Leon alemán rematriculado en España
Se trata de una técnica habitual de países en vías de desarrollo como Marruecos y que al final está provocando que España se esté convirtiendo en el cementerio de automóviles de Europa, con una edad media de más de 15 años, frente a la de Europa, donde la edad media es ligeramente superior a los 11 años.
Llegan coches viejos
Basta recorrer cualquier ciudad para encontrarse con coches viejos con matrículas nuevas que no le corresponden por antigüedad, en este caso se trata de vehículos importados y rematriculados en territorio nacional, por lo que no es difícil encontrarse con Mercedes o BMW de hace 15 años que llevan matrícula que empiezan por la letra N.
Un BMW rematriculado en España, las marcas preferidas
Se trata de vehículos con condiciones de seguridad precarias y que en muchos casos tienen emisiones superiores a lo permitido, por lo cual no es precisamente un elemento que contribuya a la seguridad vial ni a la salubridad del parque móvil nacional.
Se trata de un procedimiento sencillo que entre tasas, ITV y factura suele costar entre los 500 y los 1.000 euros siempre que sea un coche de la Unión Europea, si el coche es extracomunitario puede costarnos hasta 3.000 euros, en función también de sus emisiones y tipo de motor.
