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26 de abril de 2024

Tibor Pakh

Tibor PakhPamet' Národa

Tibor Pakh (1924-2022)

Incansable opositor al comunismo húngaro

Ni siquiera cuando pasó ocho años entre barrotes, o al ser declarado «enfermo psiquiátrico» por el régimen, cejó en su empeño por lograr un país libre

Tibor Pakh
Nació el 11 de agosto de 1924 en Komárom (Hungría) y falleció el 18 de noviembre de 2022

Tibor Pakh

Su padre era abogado y agrónomo, como político jefe de condado del Partido de los Pequeños Propietarios Independientes, y su madre, pianista. Licenciado en Derecho, pronto se decantó hacia el mundo de las traducciones. Fue uno de los principales disidentes de Hungría entre 1956 y 1989.

Tibor Pakh se unió inmediatamente a la revolución que estalló en Budapest en la tarde del 23 de octubre de 1956. Dos días después, resultó herido durante un tiroteo acaecido en los alrededores del Parlamento, siendo inmediatamente ingresado. Por lo que le fue imposible presenciar la sangrienta invasión de Hungría perpetrada por las tropas soviéticas a partir del 4 de noviembre. Le fue dada el alta, mas selló el inicio de su abultado historial represivo al negarse a firmar, desde su puesto de trabajo, la petición elevada por el Gobierno comunista de Janos Kádár para evitar que se debatiera la cuestión húngara en Naciones Unidas.
Su despido fue inmediato y se buscó la vida como traductor en diversas empresas, al tiempo que se consolidaban unas convicciones democráticas constantemente alimentadas desde su juventud. En 1963, fue condenado a 15 años de privación de libertad por «actividades contrarrevolucionarias», que empezó a cumplir en una prisión de máxima seguridad.
Entre barrotes, principalmente a partir de 1966, Pakh se declaró más de una vez en huelga de hambre en la cárcel con el doble objetivo de que un tribunal civil se ocupara de su caso y para protestar contra las lesiones sufridas por el resto de los presos. Sus carceleros replicaron con la tortura, aplicándole descargas eléctricas y de insulina. Creían que así daría por finalizadas sus protestas.
Como el efecto fue el contrario, las autoridades le liberaron en 1971, pero declarándole «enfermo psiquiátrico» para aumentar su desprestigio público. Típico ejemplo de represión a fuego lento acuñada por el KGB de Yuri Andropov en Moscú y fielmente aplicadas en los países satélites.
Desde su liberación hasta el desmoronamiento del comunismo húngaro a principios de 1989 –el país magiar, al igual que Polonia, no esperó a la caída del Muro de Berlín–, la vida de Pakh fue una mezcla de traducciones para subsistir y de participación en las actividades opositoras, que se solían saldar con pequeñas detenciones. Por ejemplo, en 1981 protagonizó otra huelga de hambre para solidarizarse con la resistencia de los polacos, que en ese momento vivía su punto álgido.
Tanto sacrificio por parte de Pakh tuvo su recompensa: en la primavera de 1983, de un examen al disidente realizado por la Asociación Mundial de Psiquíatras se desprendió que gozaba de una excelente salud mental. Los médicos húngaros tardaron una década en reconocerlo.
Para Pakh era el final de casi medio siglo de pesadilla comunista, pues en las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial, fue apresado por los soviéticos en su condición de soldado del Ejército derrotado. Tres años pasó en un campo estalinista.
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