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27 de julio de 2024

Fernando Martínez, alcalde de Valencia

Fernando Martínez, alcalde de ValenciaEFE

Fernando Martínez Castellano (1942-2024)

Fugaz primer alcalde democrático de Valencia

Empezó a modernizar la ciudad, pero el sector «felipista» forzó su renuncia

Fernando Martínez, alcalde de Valencia
Nació en Valencia el 29 de mayo de 1942 y falleció el 20 de mayo de 2024

Fernando Martínez Castellano

Alcalde de la capital del Turia

Militante socialista desde 1976, fue alcalde de la capital del Turia entre del 19 de abril al 5 de octubre de 1979, fecha en que fue defenestrado por sus compañeros de partido

Menos de seis meses, del 19 de abril al 5 de octubre de 1979, permaneció Fernando Martínez Castellano al frente de la alcaldía de Valencia. Militante socialista desde 1976, había sido elegido gracias a los votos del Partido Comunista, que decantó a su favor el empate técnico entre el PSOE y UCD en las primeras elecciones municipales de la nueva era democrática. Empezó su mandato pidiendo un préstamo para poder pagar las nóminas o plantando los primeros árboles en la zona del río.

Sin embargo, también le incumbió entregar las llaves de la ciudad al dictador comunista de Rumanía Nicolae Ceaucescu, que se encontraba de visita de Estado en España junto a su esposa Elena y fue el destinatario de un paquete bomba que, afortunadamente, fue desactivado a tiempo. Con todo, la decisión más notable que tomó la corporación bajo su batuta fue la retirada de la estatua de Francisco Franco, erigida en un lugar céntrico de Valencia. Mas antes de ejecutarla, consultó a Alfonso Guerra, a la sazón vicesecretario general del PSOE, que le recomendó ceñirse a un periodo de espera prudencial.

Al final, la estatua fue desmontada en 1983. Imperaba, por entonces, en el PSOE una mentalidad más conciliadora en esos aspectos.

Pero no en otros, ni muchísimo menos: la defenestración de Martínez Castellano de sus funciones de primer edil fue un implacable ajuste de cuentas del que se desprendió, en una democracia en ciernes, el poder absoluto de los aparatos de los partidos sobre la autonomía de los cargos electos. Dicho de otra forma: una aplicación inaugural del órdago, aún tan presente en las cúpulas de los partidos españoles, según el cual «el que se mueve, no sale en la foto», teorizado, precisamente, por Guerra.

En el caso de Martínez Castellano los motivos tienen que ver con su activa participación, como miembro del sector más a la izquierda del PSOE en el congreso federal de 1979 que provocó la dimisión temporal de Felipe González, que abogaba por el abandono del marxismo en el ideario de la formación. Con una comisión gestora favorable a González, un grupo de socialistas valencianos, encabezado por Joan Lerma, montó una campaña contra Martínez Castellano, al que acusaban de malversación de fondos del partido.

El primer paso consistió en su expulsión del PSOE; el segundo, forzar su dimisión como alcalde. Lograron ambos objetivos. La única consolación para Martínez Castellano vino en forma de un fallo del Tribunal Constitucional, para el que el acta de concejal pertenecía a su titular y no al partido.

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