Tezanos, ese dios de Sánchez
No sé si ha hecho usted más de un diagnóstico acertado en los cinco años en que se lo ha estado usted llevando crudo. Por favor, por dignidad, no espere usted un minuto a dimitir si el 28 de julio los resultados se parecen a sus predicciones como un huevo a una castaña. O lo que es lo mismo, como es habitual
José Félix Tezanos Tortajada (Santander 5 de agosto de 1946) y servidor de ustedes, (Santander, 6 de junio de 1966) no han cruzado palabra en la vida –al menos que yo recuerde y admito que la memoria empieza a apuntar que flaquea. Pero confieso también que nuestro paisanaje siempre despertó mi curiosidad por este personaje. Incluso cuando era descrito como un guerrista furibundo –¡qué placer me produciría escuchar a Alfonso Guerra hablar hoy del trabajo de su antiguo aliado!–.
Mi colega Ana Martín publicaba el pasado viernes en estas páginas de El Debate una información sobre cómo Tezanos será una de las primeras destituciones de un Gobierno encabezado por Núñez Feijóo. De entrada, me pareció una información un poco obvia. Después me di cuenta de que quizá no lo fuese tanto ya que es posible que Tezanos piense seguir cobrando el sueldo mientras pueda y aspire a alguna indemnización por despido.
Yo siempre recuerdo como uno de los mejores ejemplos de dignidad en el abandono de un cargo público el de mi amigo el marqués de Tamarón, que era embajador en la Corte de San Jaime cuando se produjeron los atentados en Atocha y ganó las elecciones el padre político de Pedro Sánchez: José Luis Rodríguez Zapatero. Santiago Tamarón no esperó un minuto a irse. Presentó la dimisión de inmediato. Ojalá me equivoque, pero algo me dice que no será el caso con Tezanos.
El problema del CIS no es el trabajo de sus profesionales. En absoluto. El problema es la cocina que le da Tezanos al que le importa una higa cargarse el prestigio acumulado por la institución a lo largo de décadas y con enorme esfuerzo. Una cocina que no oculta a Sánchez cuál es la realidad. Nos la oculta a los españoles que pagamos su sueldo. Por eso, Sánchez, que se fía de él como de un dios pagano, tenía perfectamente preparada la convocatoria de elecciones el 29 de mayo.
El pasado jueves 15 de junio asistí a la entrega de los premios anuales del Real Club de Monteros. Uno de los cuales es el premio literario Jaime de Foxá, cuyo jurado tengo el inmenso honor de presidir desde hace un lustro. En el aperitivo coincidí en un corrillo con la anterior ganadora del Foxá, Mercedes Barona, una profesora de un instituto de adultos en Cáceres. Y hablando de todo y de nada, ella nos comentó que un par de días antes le habían hecho una encuesta telefónica del CIS. Comentó cómo le preguntaban, entre otros muchos datos para hacer su perfil, si es creyente, al responder que sí, si acude a Misa esporádicamente o cada cuánto… A algunos de nuestros contertulios les escandalizaban las preguntas, pero yo las defendí en la medida en que se trata de hacer un perfil de tu encuestado que te permita acabar teniendo una representación de la población española y nutrirte de encuestas con porcentajes de encuestados que respondan al paisaje social real de nuestro país. La entrevista duró unos 12 minutos, le preguntaron también si votaría por correo y cuál es su principal medio de información. Mercedes respondió que El Debate y su encuestador tardó un poco en ubicarlo en su lista de medios, pero aparentemente allí estaba. No oculto la alegría que me produjo saber que el CIS nos tiene listados entre sus opciones.
Es decir, el CIS sigue haciendo unos trabajos de campo de enorme rigor. Y sospecho que los estudios de sus profesionales producen unos resultados de enorme valía. El problema es qué hace con eso después la dirección del CIS. Por eso me parece un insulto y una humillación a los profesionales del CIS que el pasado viernes publicaran una encuesta en la que otorgaba al PSOE de cara a las elecciones del 23 de julio medio punto de intención de voto más que al Partido Popular. Y casi cuatro puntos más al nonato Sumar que a Vox.
No sé si ha hecho usted más de un diagnóstico acertado en los cinco años en que se lo ha estado usted llevando crudo, señor Tezanos. Por favor, por dignidad hacia sus paisanos cántabros, no espere usted un minuto a dimitir si el 28 de julio los resultados se parecen a sus predicciones como un huevo a una castaña. O lo que es lo mismo, como es habitual.
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