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La muerte da comienzo cuando uno lee las últimas páginas de los periódicos y no conoce a ninguno de sus protagonistas. «La influencer Sofía Kirsock rompe relaciones con el actor Gustavo Bureba». Una noticia muy desagradable, si bien atenuada por el desconocimiento personal. Confundo a todos los actores de hoy. Tienen los rasgos iguales, se dejan la misma pelusa en la barba y han salido todos del mismo molde. «El joven actor Hubert García y la diseñadora de joyas Florinda Cascavalls se casarán en Tailandia. Entre los invitados, destacan la millonaria venezolana Marilís Fromosa y el cantante Pepito Rivera». Y claro, la conclusión es clara y fulminante. «Estoy muerto».

Antaño, la gente se separaba sin comunicarlo. «El portavoz de la presentadora de televisión Kuka Salmonella y su actual pareja, el galerista Georges Colomitano, ha convocado a la prensa para comunicarles que sus representados se han separado y ruegan que su decisión sea respetada. Se tomarán unos meses para reflexionar y la portavoz asegura que muy probablemente volverán a compartir su vida en común». «La ganadora del Concurso de Televisión 'Te Concedo la Palabra', atropellada por un repartidor de pizzas en el paseo de La Castellana. Afortunadamente, la concursante no tiene nada y solo hay que lamentar el fallecimiento del imprudente motorista». Y claro, la conclusión es clara y fulminante. «He fallecido».

Contaba el maravilloso Luis Sánchez Polack «Tip», que tenía unos ancianos parientes en El Perellonet. El tío Faustino, con 104 años de edad y la tía Nicanora, mucho más joven, con 102 años. Y que un día, discretamente, se presentaron para iniciar el procedimiento de su divorcio. «Queremos realizarnos, vivir la libertad, viajar sin depender del otro. Y si es posible, encontrar en las excursiones del Imserso un nuevo amor». El funcionario, excesivamente curioso y entrometido, les reconoció su sorpresa: -Usted, don Faustino ha cumplido 104 años, y su esposa, doña Nicanora, 102 años. ¿Porqué han aguardado tanto tiempo para adoptar esta dolorosa decisión?-; y fue doña Nicanora la que respondió. –Porque no queríamos dar un disgusto a nuestros niños-. Esperaron con paciencia el fallecimiento de su niño mayor, Gerardín, que dobló la servilleta a los 83 años, y de su hija Hortensia, que lo hizo con ochenta. Liberados del disgusto de los niños, se divorciaron. Y ese caso en particular, sí constituye una noticia. «Matrimonio centenario se divorcia aprovechando el fallecimiento de sus hijos».

Por otra parte, también se separan personas del mundillo de famosos que conozco. Y no me importa nada. Es cosa de ellos. Los hay que llaman para dar explicaciones: -Te habrá extrañado leer en la prensa que me separo de Dalia Rosaura. Y sí, es correcta la noticia. No es un chisme. Hace una semana, al llegar a casa la sorprendí besando a Hunter, el cocinero negro de casa de toda la vida-. – No te preocupes. Lo tuyo no le importa a nadie-; -A mí sí, porque Dalia Rosaura es la del dinero-. – En ese caso… Y siento que he resucitado.

Pero aún asumiendo mi resurrección, sigo opinando que la vida privada de unos señores que se creen famosos carece de interés. «La famosa inversora en arte Lucrecia Montilini, madre del modista Jaime Loberón, del que se dijo que salió a cenar una noche con Terelu, no acudirá a la cena de gala de Montecarlo en solidaridad con los pobres». Si esta revelación les produce un acelerado desasosiego están vivos. Y yo, de nuevo, he muerto.

Como escribió el poeta hondureño Silvio Hannibal Sanz,
«En cuestiones de tíos y de tías
La prensa dice muchas tonterías».

Se me olvidaba. Lorenzo Pulpi, el joven cámara argentino que se ha divorciado de la actriz uruguaya Jéssica Malone, se ha pasado de bando y ha contraído matrimonio con Gervasio Hontanares, el hábil futbolista mexicano. Menos mal que me he acordado.

Aunque siga muerto.