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Cosas que pasanAlfonso Ussía

El reto

Ayer tuvimos una treintena de amigos la oportunidad de enfrentarnos a un reto deportivo de primera magnitud. Beber a morro un botellín de agua con tapón adherido al recipiente, deporte inventado y registrado por el gran nadador montañés Adolfo Herrera

Los que fuimos grandes deportistas, o al menos, eso creíamos, con el paso de los años y el advenimiento de la ancianidad, nos vemos en la necesidad de mantener nuestro afán competitivo en deportes menos exigentes. El problema es el aburrimiento. El juego de la rana no cubre nuestras necesidades y las canicas sobre grava, tampoco. El marqués de Sotoancho fue el último vencedor del Bolón de Oro, en la especialidad de canicas sobre alfombras de la Real Fábrica de Tapices. Y no es sencillo encontrar casas con las grandiosas alfombras de la familia Stuick. Los bolos montañeses, deporte que, de haber sido inventado por los ingleses, hoy sería olímpico, me exige esfuerzos y escorzos inasumibles por mi desgastado cuerpo. Practico la caza en butaca, y no mato nada, salvo el gusanillo de los ayeres. La Oca, de oca a oca y tiro porque me toca, no puede considerarse un ejercicio deportivo, y la Pulga con fichas de parchís, cuenta con muy pocas licencias federativas. Desde el repentino y llorado fallecimiento de Jimmy James Jaume Moltó de Les Esplugues, presidente de la Real Federación de Pulga de Cataluña, esa preciosa actividad de precisión dejó de ser financiada por la Generalidad hasta que se produzca el cambio de denominación por Republicana Federación, Ahí estamos y hasta aquí no hemos llegado, que todo es susceptible de empeorar.

No obstante, ayer tuvimos una treintena de amigos la oportunidad de enfrentarnos a un reto deportivo de primera magnitud. Beber a morro un botellín de agua con tapón adherido al recipiente, deporte inventado y registrado por el gran nadador montañés Adolfo Herrera. Al reto acudimos con grandes esperanzas de triunfo, pero a todos se nos mojó la camisa, el polo, y ninguno de los participantes consiguió beber el gua de la botella de plástico, esquivando los movimientos del tapón adherido, como manda la Unión Europea. El vencedor hubiera recibido del gran profesional gastronómico Raúl Herrera, un bogavante en perfecto estado de cocción. Y el bogavante, se quedó sin dueño, si bien el coteruco Eduardo Escalada, haciendo caso omiso a las normas más elementales de urbanidad, lo afanó con un movimiento muelle y se lo llevó a su casa. La denuncia está en marcha.

Entiendo a los lectores que me escriben pidiendo que deje de publicar textos, que según ellos y casi siempre con razón, consideran una tontería. El de hoy, efectivamente, puede considerarse una tontería, pero si se interpreta con sentido del horizonte, puede convertirse en un adelanto social como el de veranear con cien guardias civiles a las órdenes de un futuro detenible. Los más optimistas aseguran que los cien guardias civiles no están en La Mareta para garantizar su seguridad, sino para impedir que huya como su íntimo Puigdemont trajinando algún vuelo clandestino transoceánico.

A los que han logrado alcanzar los años del deterioro, les recomiendo paciencia, serenidad y deportes adecuados para su edad. Beber a morro botellines de agua con tapón Von der Leyden es parte del futuro conciso que nos regala la vida. Claro, que peor lo pasaron las putinguis explotadas por el caritativo Sabiniano.