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Cartas al director

Más que una figura religiosa

La Virgen del Pilar representa mucho más que una figura religiosa para los aragoneses; es un símbolo de identidad, protección y unión. Su significado sentimental se entrelaza profundamente con la historia y la cultura de Aragón, personificando la fe y la maternidad divina. Para los habitantes de esta región, la Virgen del Pilar no es solo la patrona de Zaragoza o de España, sino una madre celestial que, según la tradición, apareció en carne mortal para ofrecer consuelo y refuerzo espiritual a Santiago Apóstol, dejando como testimonio su pilar.

Este evento milagroso ha cultivado una devoción que trasciende lo meramente litúrgico, convirtiéndose en un emblema de la fortaleza y la continuidad cultural aragonesa. La imagen de la Virgen, resguardada en la Basílica del Pilar, es un faro de esperanza y amor, donde el manto que la cubre se ha convertido en un símbolo de protección. Los aragoneses pasan a sus hijos por delante de este manto como un rito de paso, buscando la protección de la Pilarica desde la infancia.

La festividad del 12 de octubre no solo conmemora el Día de la Hispanidad, sino que también reafirma el lazo sentimental de los aragoneses con la Virgen. La Ofrenda de Flores, donde miles de personas visten la plaza del Pilar con un manto de flores, refleja un amor colectivo y la devoción hacia la Virgen, manifestando la unidad y el orgullo de ser aragonés.

En resumen, la Virgen del Pilar es un pilar emocional y cultural para los aragoneses, un símbolo de su historia, unión, y una fe que se vive de manera íntima y comunitaria, reflejando la esencia de la identidad aragonesa.

Agustín Sancho Cubero

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