No en mi nombre

Seis años largos desde que José Luis Múgica, el hijo de Fernando Múgica asesinado por ETA en 1996, escribió al PSOElla carta «No en mi nombre» y pidió su baja del partido, al ver la foto de Idoia Mendia, cabeza del Partido Socialista de Euskadi en aquel entonces, compartiendo mesa y mantel con Arnaldo Otegi, ambos con abiertas y amigables sonrisas. Han venido luego muchas fotos que han ido blanqueando al partido que vela por los presos de ETA, imágenes que mientras para algunos muestran un PSOE demócrata, para otros descubren la cara desconocida y oculta de quien ostenta las históricas siglas.

Al ver esas imágenes, ya superadas dicen, de Pedro Sánchez o del exlehendakari Patxi López en alegres intercambios y apretones de manos con dirigentes de Bildu, solía pensar en qué se contarían esos socialistas a sí mismos para soportar el roce con quienes aplaudían, y justifican, el asesinato de compañeros de partido y de españoles en general solo por serlo. No en vano, o sí, la E de PSOE sigue refiriéndose a España. Ahora ya no es esa la pregunta. Ahora es cuánto desprecio anidará en el ánimo de los izquierdistas abertzales, quienes se cuentan a sí mismos su lucha por la liberación de su país, cuando se ven obligados a hablar con los que liquidan el Estado que les hizo frente.