Cartas al director
El único honesto era el coche
La historia es conocida y a la vez por muchos, en otro tiempo aplaudida, ya que la llamada militancia les concedió avales para poder seguir hacia delante con promesas de regeneración toda vez que el Gobierno anterior había sido un cortijo en el que se robaban hasta a las gallinas.
Recorrieron España y el coche aguantó sin detenerse a pesar de que en él se encontraban muchos kilos de corrupción, puterío y hasta venganza y traición entre ellos mismos. Alcanzaron el poder y con él la colonización de todos los estamentos desde los cuales se podían efectuar actos que hoy asombran y asquean hasta a aquellos militantes que les concedieron un aval.
En poco tiempo, parte de la ciudadanía se dio cuenta de que existía otra vez lo mismo que habían venido a cambiar: Gürtel, Bigotes, Bárcenas… y todos los que añadáis. Fueron condenados y tuvieron la repulsa ciudadana creyeron que al fin los españoles podíamos confiar en que jamás se toleraría tanta golfería que campaba por los ministerios como Perico por su casa. Nos equivocamos y una vez desde el poder se aprovecharon del nombre de unas siglas alterando la historia de un Partido Socialista al que dicen defender y que solo se ha convertido en el halago al líder, al jefe. Pedro Sánchez no representa al auténtico Partido Socialista Obrero Español, al de Surenses y todo lo bueno que llegó después.
No basta pedir perdón, no se lo concedieron a Rajoy y se produjo el cambio a través de una moción de censura legal sí, pero con los votos de aquellos que hoy también toleran la corrupción ya que no desean dejar el sillón y las prebendas que conlleva la moqueta. Expulsaron a uno y ¿el otro? El auténtico líder de la trama.
En fin, el coche transportaba a un portero de discoteca a un putero y a un electricista que está demostrado que de enchufes sabía bastante. Falta el cuarto, que si algo conocía lo calló y si no se enteraba, peor. Resultado: el coche aguantó, tal vez se haga famoso por soportar tanta golfería.