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Cartas al director

Las ranas sanchistas

Entre las palomitas y el primperán (Máximo Huerta) leo la carta de Pedro Sánchez dirigida a su militancia. Todo lo que en ella afirma debe tomarse exactamente en sentido contrario.

Solo he encontrado en el texto una verdad: que no debemos perder la perspectiva. Aunque Sánchez insista en que la corrupción destapada a su alrededor es la propia de cualquier partido, no debemos olvidar que todos los imputados han delinquido aprovechando su situación de cercanía y parentesco con el presidente. Parece recurrir Sánchez a aquel «me han salido ranas» de Esperanza Aguirre. Las ranas de Sánchez son sus más estrechos colaboradores, cargos de extrema confianza. Así que sólo desde la idiotez puede alegar desconocimiento.

También presume Sánchez de su rápida reacción, pretendiendo que olvidemos que tal reacción se ha basado en el insulto y acoso a la oposición, a los medios y a los jueces, a quienes debemos apoyar el 28 de junio frente al Tribunal Supremo porque sus demandas son las nuestras.

En el colmo de la antidemocracia, la decisión de seguir en el Gobierno no responde a la voluntad del pueblo, sino a lo que él considera bueno para el pueblo.

Sánchez reta a la oposición a que se atrevan con la moción de censura, fingiendo una solidez de la que carece. Un Gobierno edificado sobre el odio a España y a lo español, no cuenta con base firme. Alega lo bien que lo hace en vivienda, sanidad, pensiones, empleo, cambio climático e igualdad, mientras la realidad es ocupación, ELA y leucemia infantil, insostenibilidad del sistema, «fijos discontinuos» ese oxímoron, suicidio renovable y preferencia vasca catalana.

Si a la militancia socialista le causa pena y repugnancia este PSOE, no traguen.

Quienes somos solo españoles de a pie solo podemos mostrar, como Unamuno, lo mucho que nos duele España.