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Carmen Iglesias

Los hechos movieron a las órdenes de Santiago, Calatrava, Alcántara y Montesa, historia viva, a instituir un premio que dignificara a los investigadores que buscan entre documentos la verdad y recuerdan a la sociedad de dónde viene para que sepa ir a dónde va

Actualizada 01:30

España debería gloriarse de su Historia, pero la elegancia natural de los españoles no les permite hacerlo y sus historiadores han preferido que sean los hechos quienes hablen por sí mismos.

Carmen Iglesias, condesa de Gisbert, es puntal en la pléyade de investigadores que han penetrado en la Historia patria para que se conozca cuál ha sido su devenir, centrándose especialmente en el siglo XVIII y la Ilustración. Títulos como El pensamiento de Montesquieu. Ciencia y filosofía en el siglo XVIII, o No siempre lo peor es cierto. Estudios sobre historia de España constituyen el mejor pedestal para que la directora de la Real Academia de la Historia haya sido investida con el premio de Historia de las Ordenes Españolas.

El pasado jueves Su Majestad la Reina Dª Sofía hacía entrega de este galardón en un acto lleno de simbología: se reunían la Corona, el edificio más emblemático de la nación española y la directora de la Real Academia de esta disciplina, todos tres en mudo homenaje al pasado mirando al futuro.

Ahí se recordaba que en 1188 se convocaron, por vez primera, unas Cortes en las que estaba representada toda la sociedad de su tiempo, que en San Isidoro de León había nacido el futuro parlamentarismo.

Se hacía memoria de 1212, cuando en una alta meseta que mira a Andalucía, los Reyes de Castilla, Navarra y Aragón detuvieron al Islam y Europa pudo dormir tranquila porque dejó de estar amenazada desde Occidente.

También que en un campamento militar de la vega granadina se fraguó dar una nueva dimensión al mundo conocido, que Castilla iba descubrir que entre los viejos continentes de Asia y Europa existía otro ignoto.

Ilustración Carmen iglesias

Paula Andrade

Y cómo no, que algún tiempo después, España volvió a dar una clase de geografía y un español de Guetaria explicó su lección sobre la redondez de la tierra.

En 1571 las bóvedas escurialenses supieron que la Armada española había devuelto la tranquilidad de sus sueños a los europeos con una victoria definitiva en el golfo de Lepanto.

Hitos memorables para los españoles y para todos los europeos porque cambiaron los tiempos, abrieron conocimientos y propiciaron nuevos proyectos.

Unos hechos que movieron a las órdenes de Santiago, Calatrava, Alcántara y Montesa, historia viva, a instituir un premio que dignificara a los investigadores que buscan entre documentos la verdad y recuerdan a la sociedad de dónde viene para que sepa ir a dónde va.

En el Escorial la Reina Doña Sofía entregaba la IV edición del Premio a la condesa de Gisbert, directora de la Real Academia de la Historia, la imponía la medalla, con la ceca de Madrid grabada sobre ella, que solemniza el evento y la entregaba los sesenta mil euros con que está dotado el galardón.

Asistieron el Jurado, el Real Consejo de la Órdenes y caballeros de las mismas y los patrocinadores que hacen posible que viva el premio: fundación Talgo y fundación Ramón Areces, Dª Micaela Valdés Ozores y la R. Asociación de Hidalgos de España, junto a autoridades, representantes de distintas universidades, el mundo científico así como la prensa, oído y voz de la opinión.

Fue un día de fiesta para todos los que allí estaban y sobre todo para la Historia.

  • El marqués de Laserna es correspondiente de la R.A. de la Historia
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