España en su hora más oscura
Asegurando su mandato, pone en riesgo el destino de todo un país que se juega, si se derrumba el edificio, sus décadas de mayor éxito y prosperidad
España, como nación más antigua de Europa, ha tenido momentos de gran luz. El descubrimiento de América, el reinado de Carlos III, las Cortes de Cádiz o la Transición de 1978, entre otros. También muchos de oscuridad como el Saco de Roma, el retorno del absolutismo en 1814, las cuatro guerras carlistas o la Guerra Civil del 36.
Por desgracia, hoy nos dirigimos hacia otra hora oscura pues nunca antes tuvimos tanto que perder.
En los últimos 45 años de democracia y Estado de derecho, España ha multiplicado por diez su renta per cápita, reducido a la nada la población sin estudios y generado el mayor entorno de oportunidades de nuestra historia. El país que asombró al mundo con su modélica reconciliación es hoy una democracia plena. Los mayores gozan de una inigualable seguridad garantizada por las pensiones, nuestras empresas ocupan lugares destacados a nivel mundial y no se deja a nadie atrás porque el pacto del 78, además de político, fue también social. No obstante, ese pacto, materializado y garantizado por la Constitución, está en peligro.
Hace algo más de un año, en esta misma tribuna, expuse mi teoría sobre la carcoma sanchista que se estaba infiltrando por el entramado institucional de nuestro país. El presidente con el menor apoyo parlamentario de la historia decidió que sólo podría garantizar su posición debilitando todos los contrapesos e instituciones mediante reformas o nombramientos que socavaran por dentro los resortes del poder. La presidencia del Congreso, el Tribunal Constitucional, la televisión pública, la Fiscalía General del Estado, el Consejo de Transparencia y un interminable etcétera han sucumbido a la carcoma hasta el punto de que hoy las vigas del sistema crujen amenazando el derrumbe.
Sin embargo, lo que nadie pudo presagiar, es que las elecciones del pasado verano crearían las condiciones necesarias para la ruina. Los siete escaños de Junts que Pedro Sánchez necesita para alcanzar su investidura han otorgado a aquellos que, desde hace años, quieren la destrucción del edificio de la Transición, el poder para lograrlo.
Ajeno a cualquier límite, el actual presidente en funciones ha pactado todo lo que le han pedido aquellos que buscan que España deje de regirse por las normas y el pacto de convivencia de hace 45 años. Asegurando su mandato, pone en riesgo el destino de todo un país que se juega, si se derrumba el edificio, sus décadas de mayor éxito y prosperidad.
Con la investidura a días vista, es el momento de poner en valor quiénes somos, lo que tenemos y cuánto nos ha costado lograrlo. España requiere, más que nunca, de la mayoría de sus ciudadanos para defender y sostener, cada uno en su ámbito, el edificio de la Transición, cuyas vigas están crujiendo en esta hora oscura que iniciamos.
- Ignacio Catalá es diputado del Partido Popular en la Asamblea de Madrid y administrador civil del Estado