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Francisco o por qué la vida cristiana debe ser activa

En una de sus últimas audiencias generales, Francisco explicó que «la vida cristiana es acción, movimiento, dinamismo», no es pasiva.
Se trata de no dejarse llevar por «los 'deseos de la carne' que no favorecen la comunión, como la envidia, la hipocresía, el rencor o  las críticas destructivas», sino de contar con la gracia y seguir como criterio de conducta la caridad.
«El amor  –indicaba el Pontífice– es la regla suprema para poder seguir el camino de Cristo, nos hace conscientes de nuestra propia fragilidad, y misericordiosos y solidarios con las dificultades y debilidades de los demás», recordó el Papa.
«No significa que el mal o nuestros impulsos negativos vayan a desaparecer, sino que Dios es siempre más fuerte que nuestras resistencias y nuestros pecados», añadió.