Cascotes del tamaño de una sandía: la desidia arruina la obra de Juan de Ávalos en el Valle de los Caídos
Hay dos formas de acabar con una obra de arte: destruyéndola o dejándola caer. Este segundo método es el elegido, desde hace más de 20 años, por los sucesivos Gobiernos centrales, que no han invertido un solo euro en el mantenimiento de las esculturas situadas en la base de la monumental Cruz

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El meñique que falta

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Un golpe así en la cabeza...

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San Mateo

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Cascotes por todas partes

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La imagen de la dejadez

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La única inversión del Estado

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El escultor y su obra

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