Fundado en 1910
Menú
Cerrar

Por qué la Iglesia ha abierto la causa de beatificación y canonización de Jorja Perea

José María Avendaño, hijo de Jorja y vicario general de Getafe declara que «la vida de mi madre es un ejemplo de que no hay que estudiar mucho para amar de forma excelente a Dios»

El obispo de Getafe, D. Ginés García Beltrán, acudió el pasado jueves 21 a la capital manchega para asistir a la apertura de la fase diocesana de la Causa de Beatificación y Canonización de Jorja Perea, madre de José María Avendaño Perea, vicario general y para el clero de la diócesis de Getafe. El acto, presidido por el arzobispo de Toledo, D. Francisco Cerro, se celebró a las 12:00 en la sala de concilios del arzobispado de Toledo.

Una mujer sencilla y humilde

Es un caso particular pues la madre del vicario era «una mujer sencilla y humilde de pueblo», original de Villanueva de Alcardete, un pueblo de unos 3000 habitantes en la provincia de Toledo; no estudió teología, no tuvo apariciones marianas, ni fundó un movimiento eclesiástico; su fama de santidad reside en un amor y una entrega a Dios y a los demás desde la sencillez y humildad de una madre, «sobre todo a los enfermos y a los necesitados con quienes compartía todo lo que tenía»
Tras su fallecimiento en 2015, el obispo emérito D. Joaquín López de Andújar, junto con D. José Rico, quien era su auxiliar, comenzaron a difundir la fama de Jorja, sus virtudes y su fe. Estos pidieron a su hijo, el vicario general de Getafe, que relatara la vida cristiana de su madre. El vicario habló así de su madre: «Mi madre tenía una vida de entrega a Dios, a la Iglesia y a los demás».

Gracias concedidas

La difusión de la fama de santidad de Jorja entre el pueblo de Dios por todo el mundo, ha dado sus frutos; muchas personas se encomendaron a la intercesión de esta laica y recibieron las gracias pedidas, entre otras, curaciones, problemas laborales, etc.
El vicario expresó que, aunque tras la investigación del tribunal, no declaren santa a su madre «la vida de mi madre es un ejemplo de que no hay que estudiar mucho para amar de forma excelente a Dios y a todos los que nos rodean».