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Fray Aquilino CastilloCEU

San Francisco y la Tierra Santa

Aquilino Castillo: «Los ocho siglos de Custodia de Tierra Santa no serían posibles sin el Reino de España»

El representante de la Custodia en nuestro país inauguró el congreso ‘San Francisco y Tierra Santa’ poniendo en valor el papel de las monarquías hispanas para la presencia franciscana en los Santos Lugares

«Las monarquías hispanas y la orden franciscana van de la mano en dos epopeyas increíbles, desde el punto de vista histórico», destacaba el lunes fray Aquilino Castillo, en la ponencia inaugural del congreso San Francisco y Tierra Santa, celebrado en la Universidad San Pablo CEU. Castillo es el representante en España de la Custodia de Tierra Santa, una provincia de la orden franciscana encargada –entre otras funciones– de animar la liturgia en los Santos Lugares y recibir a los peregrinos.
En su intervención, Castillo recorrió los 800 años de recorrido histórico de la Custodia, desde que san Francisco de Asís viajó a Tierra Santa a principios del siglo XIII. El santo peregrinó a Oriente Medio para tocar los lugares por los que pasearon Jesucristo y sus discípulos, en una época convulsa debido a la violencia de las cruzadas. San Francisco se reunió allí con el gobernante de Tierra Santa, el sultán Melek el-Kamel; fue un encuentro pacífico que dio origen a la presencia franciscana en el territorio.

De los cruzados a los misioneros

Desde este punto de partida, Castillo puso en valor el rol desempeñado por las monarquías hispanas para mantener a los hermanos franciscanos en Tierra Santa: «La epopeya de ocho siglos de la Custodia no sería posible sin el reino de España», aseguró. El religioso recordó el fracaso de las cruzadas y cómo las expediciones militares se fueron sustituyendo por el apostolado misionero.
En su recorrido, el fraile recordó –por ejemplo– cómo la corona de Aragón pagó expediciones de frailes para instalarse en Tierra Santa –primero dominicos, después franciscanos–, o cómo el papa Clemente VI promulgó una bula en el 1342 invitando a los príncipes de la cristiandad a ser patronos de estos lugares, sosteniendo económicamente a los religiosos enviados allí. «Hoy tenemos una idea de la monarquía un poco de papel couché –apuntaba Castillo–, pero entonces a los reyes se les exigía muchísimo; la Santa Sede insistía en que fueran santos y se mostrasen como majestades católicas».
El ponente también abordó la relación entre musulmanes y cristianos, y señaló que el respeto de los primeros a los frailes franciscanos «se ha ganado con muchísimas humillaciones y muchísima sangre vertida». Castillo celebró también el papel de los Reyes Católicos, por su empeño continuo en exigir el reconocimiento de la Santa Sede para Tierra Santa y el envío de dinero.

La Europa de San Francisco

La segunda ponencia del congreso –organizado por el Instituto de Humanidades CEU Ángel Ayala, el Departamento de Pastoral y Voluntariado del CEU y la Fundación Cultural Ángel Herrera Oria– corrió a cargo del medievalista Alejandro Rodríguez de la Peña. El profesor trazó un retrato de la Europa de los siglos XII y XIII, en la que vivió san Francisco de Asís, a través de tres claves fundamentales.

Juan Ignacio Grande, fray Aquilino Castillo, p. Jesús Robledo y Giovanni Collamatti en la ponencia

En primer lugar –señaló–, se vivía una transformación de la Iglesia, en paralelo a la transformación de la propia sociedad. Se pasó de una Iglesia de monjes y canonistas, centrada en lo rural, a una que evangeliza a la burguesía, estructurada en torno a una monarquía pontificia.
Otro cambio clave es el paso del latín a las lenguas vernáculas como vehículos culturales. Además, señaló Rodríguez de la Peña, las órdenes de frailes mendicantes son el origen de las universidades medievales: «Los frailes son la punta de lanza de la nueva cultura», añadió. El ponente enumeró también algunos datos históricos para entender el mundo de san Francisco de Asís, como el hecho de que su Europa no fuera como la nuestra, atlántica, sino mediterránea: centrada en Tierra Santa.

Admiración más allá del mundo cristiano

El director del Instituto de Humanidades CEU Ángel Ayala, Manuel Bustos, inauguró el congreso destacando que «el atractivo de la figura de san Francisco va más allá del mundo cristiano», y que tanto creyentes de otras religiones como ateos reconocen en il poverello aspectos únicos, como su humildad, su sensibilidad hacia la belleza de la naturaleza, su espíritu de desasimiento o su amor a Jesucristo.
También alabó su amor heroico a los más pobres y su actitud orante, y recordó que la figura del santo ya fue controvertida en su momento, incluso dentro del seno de la Iglesia. Bustos destacó cómo la figura de san Francisco ha sido muy estudiada, tratada y plasmada en novelas y películas, y citó como ejemplo la película Hermano Sol, hermana Luna, de Franco Zeffirelli.
Por su parte, el padre Jesús Robledo, director de Pastoral y Voluntariado del CEU, remarcó que «la vida de san Francisco de Asís está caracterizada por el encuentro con Jesucristo vivo». Recordó que del italiano se dice que es la persona que más se ha parecido en vida a Cristo, y apuntó que el creador de la idea de las órdenes mendicantes «transmitía y rezumaba a Cristo vivo, de manera que aquellos que se acercaban a él no quedaban indiferentes».