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Hans Khevenhüller fue embajador Imperial en las Cortes de Felipe II y Felipe III.YouTube

Osoro celebrará la misa por la restauración del sepulcro del embajador Hans Khevenhüller

Fue el asesor más influyente de la emperatriz María después de la muerte de Maximiliano II. También el máximo confidente del rey Felipe II, quien le concedería el Toisón de Oro

El próximo día 12 de marzo, para celebrar el final de la restauración del sepulcro de Hans Khevenhüller, Embajador Imperial en las Cortes de Felipe II y Felipe III (1572-1606), el Arzobispo y Cardenal de Madrid, Carlos Osoro, celebrara una Santa Misa a las 10:00 horas de la mañana, en la iglesia de San Jerónimo el Real, con la asistencia de SS.AA.RR. los Duques de Calabria, entre otros.
Durante la misma, se inaugurará el nuevo sepulcro en la capilla del Pilar, a la cual se trasladarán sus restos mortales.

Real Academia de Bellas Artes de san Fernando

El Embajador Hans Khevenhüller, Caballero del Toisón de Oro, estuvo muy ligado tanto a los Jerónimos, como a caballeros de Ordenes españolas. Esto queda patente en la colección de retratos de caballeros de las diferentes Ordenes, que ha dejado su legado y que se encuentran en el Museo en Hochosterwitz.

Estatua orante del embajador Hans Khevenhüller, en Los Jerónimos de Madrid

Confidente de Felipe II

El embajador imperial Khevenhüller conoció a cuatro emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico. Siendo adolescente conoció al emperador Carlos V en el palacio de su padre Christoph en Villach (Austria), donde el emperador se alojó entre el 27 de mayo y el 13 de junio de 1552.
Después de terminar sus estudios en Padua, en 1558 fue contratado al servicio del heredero de la corona imperial, Fernando I de Habsburgo. Sus servicios como diplomático finalizaron con su muerte en 1606, después de haber servido fielmente a tres emperadores (Fernando I, Maximiliano II y Rodolfo II). Uno de sus éxitos fue su habilidad negociadora para alcanzar la paz en la guerra de sucesión de la casa de Habsburgo, cuando estuvo en disputa el legado de Flandes.
Fue el asesor más influyente de la emperatriz María después de la muerte de Maximiliano II. También llegó a ser el máximo confidente del rey Felipe II, quien le concedería el Toisón de Oro.