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27 de julio de 2024

Eduardo Pironio

Eduardo Pironio

Madrid recuerda al beato Eduardo Pironio: «Necesitamos su visión esperanzadora»

El cardenal y arzobispo de Madrid ha abierto el encuentro dando gracias «a los testimonios de gente de la ciudad que lo ha conocido y que han experimentado sus enseñanzas»

En la tarde de este jueves 22 de febrero, la catedral de la Almudena ha acogido un acto de conmemoración con motivo de la beatificación del cardenal argentino Eduardo Pironio. La mesa redonda anterior a la Eucaristía ha contado con la participación de Fernando Vérgez, presidente de la Gobernación de la Ciudad del Vaticano, quien también fue secretario de Pironio durante 23 años, el cardenal Aquilino Bocos, y ha contado con los testimonios de Víctor Cortizo y Laura Moreno, delegada de jóvenes de la archidiócesis de Madrid.

El cardenal y arzobispo de Madrid ha abierto el encuentro dando gracias «a los testimonios de gente de la ciudad que lo ha conocido y que han experimentado sus enseñanzas». A continuación, ha intervenido Vérgez, quien ha destacado del cardenal argentino que fue «un infatigable defensor de la causa de los hermanos más pobres. Ha sido, además de un maestro, un padre, hermano y amigo». El cardenal español ha recordado las palabras de Juan Pablo II durante las exequias de Pironio en 1998: «Fue testigo en la fe valiente, que sabe fiarse de Dios, incluso cuando los designios misterios de su Providencia nos ponen a prueba. Dio testimonio de su fe en alegría. Cada día que pasa mi convicción de su santidad es más profunda».

El cardenal Pironio, junto a san Juan Pablo II en la JMJ de Santiago de Compostela

El cardenal Pironio, junto a san Juan Pablo II en la JMJ de Santiago de Compostela

Una de sus más importantes facetas, según el presidente el Governoratto del Vaticano, era la amistad. «Pironio era el amigo, el hombre que hizo de la amistad una virtud, un culto, era el amigo de Dios para los hombres». Se ha referido también a uno de los momentos más difíciles de su vida, cuando le diagnosticaron el tumor: «Ciertamente, la enfermedad fue la lección más grande que nos dejó. No puedo olvidar la serenidad y la paz con la que recibió la noticia y agradeció a los doctores su sinceridad en el diagnóstico. Una vez que los doctores se retiraron de la habitación, el cardenal me dio un fuerte abrazo».

Tras el encuentro, se ha celebrado en la catedral de Madrid una Misa en acción de gracias por la reciente beatificación del cardenal argentino, fundador junto a Juan Pablo II de la Jornada Mundial de la Juventud. Durante la homilía, el cardenal Cobo ha reflexionado sobre su figura: «La vida de la santidad es el rostro más bello de la Iglesia, eso escribe el Papa Francisco, y esa belleza es la que esta tarde a un puñado de gente nos reúne».

Hace dos meses de la celebración de su beatificación en la basílica de Luján, en Argentina, y este jueves, el arzobispo de Madrid ha recordado: «Hay personas que directamente le habéis conocido: era un sacerdote, obispo, cardenal de la Iglesia de este tiempo, que cruzó muchas fronteras hasta hacerse universal como Padre conciliar y porque también estuvo cerca de tres pontífices santos: Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II».

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