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El Papa Francisco, sobre la Plaza de San Pedro el 16 de abril de 2017AFP

Diez años del Papa Francisco

Inédito: Francisco confiesa qué pensó cuando fue elegido Papa

«En el viaje de tu vida, en un cierto momento, fuiste llamado a ser Papa, sucesor de Pedro. ¿Qué significa?». Esta es la pregunta que le ha planteado a Francisco el sacerdote italiano Davide Banzato. Publicamos la respuesta del Pontífice, hasta ahora inédita en español

Pobre Pedro, ¡vaya sucesor que le ha tocado! [El Papa se echa a reír]. No habría imaginado nunca nada así para mi vida. Es la gracia de Dios. Cuando fui elegido, me dije: «Está bien. Ahora cambio de diócesis, de Buenos Aires a Roma».
No sé, se dio como algo natural. No he cambiado en las actitudes, en las costumbres, en lo que hacía como obispo de otra diócesis. Aquí estoy llamado a ser el obispo de Roma, pero manteniendo también la relación y el primado petrino al servicio de todas las Iglesias.
El trabajo es el mismo, pues aquí hay muchos colaboradores que te ayudan. También, cuando era obispo, en el episcopado de Buenos Aires, había muchos que me ayudaban. Pero ahora se trata de mirar hacia horizontes diferentes. Esto es algo que quisiera subrayar.
Cada uno de nosotros tiene que preguntarse si en su vida tiene horizontes.

¿Tienes horizontes?

Muchas veces, las personas no logran vislumbrarlos. Y se sienten mal porque no saben ver, contemplar, y buscar esos horizontes. Descubrir los horizontes de la vida significa buscar la esperanza. Significa comprender que la historia no termina contigo, como no terminó con mi abuelo, ni terminará con la cuarta generación que vendrá después
Mirar hacia el horizonte te da la valentía de caminar siempre. Y a mí me ayuda mucho. Cuando el horizonte se amplía, lo miro con más intensidad y voy adelante.
Pero ten cuidado para no caer en la «psicología del avestruz», que ante cualquier eventualidad mete la cabeza en el agujero. Solo ser mira a sí mismo. Nosotros decimos «mirarse al ombligo».
Las personas que solo se miran a sí mismas hacen exactamente lo contrario de buscar el horizonte.
El horizonte te permite ver todo. Lo bueno y lo que no es bueno, las dificultades y lo hermoso. Buscar los horizontes: este es el fundamento de la virtud de la esperanza.
Algunos padres de la Iglesia concebían la esperanza como un ancla. Cuando estás en el mar o en un río, echas el ancla para sentirte seguro y te agarras a la cuerda. La esperanza, el ancla, la echas en la eternidad y vas adelante ante las tempestades, agarrado a ella. Pero si tú no miras hacia el horizonte, si no tienes esperanza, no podrás nunca echar el ancla.
Yo mismo me pregunto si soy capaz de recibir esta virtud de la esperanza, que es un don del Señor, pero que, como todos los dones, tenemos que acogerla y buscarla. Tenemos que mirar hacia los horizontes, buscar entre los horizontes aquel en el que hay que echar el ancla de la esperanza.
Esta reflexión del Papa Francisco, traducida por Jesús Colina, se publicará en español en el libro Busca tu horizonte. El Papa Francisco en diálogo con Davide Banzato.