
Benedicto XIV imponiendo el palio a un arzobispo metropolitano
León XIV revierte el cambio de Francisco y recupera la tradición de imponer el palio a los arzobispos en Roma
Esta práctica había sido modificada por el Papa argentino en 2015, quien decidió que la imposición del palio ya no se realizara en Roma, sino que los arzobispos lo recibirían en privado
El próximo domingo 29 de junio, Solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, el Papa León XIV presidirá a las 9:30 horas la celebración eucarística en la basílica de San Pedro del Vaticano.
En el marco de esta liturgia, el Santo Padre bendecirá los palios destinados a los nuevos arzobispos metropolitanos y se encargará personalmente de imponerlos, en lo que supone la recuperación de una de las tradiciones litúrgicas más significativas de la comunión entre los sucesores de los Apóstoles y el Obispo de Roma.
El palio será impuesto a los arzobispos metropolitanos, es decir, a los prelados que presiden una provincia eclesiástica compuesta por varias diócesis. Estos ejercen plena autoridad episcopal en su propia arquidiócesis y tienen, además, una función de supervisión —aunque con jurisdicción limitada— sobre las diócesis sufragáneas.
Esta práctica había sido modificada por el Papa argentino en 2015, quien decidió que la imposición del palio ya no se realizara en Roma, sino que los arzobispos lo recibieran en privado y fuera el nuncio apostólico de cada país quien lo impusiera posteriormente en la sede metropolitana correspondiente.
¿Qué es el palio?
El palio es una banda circular de lana blanca, adornada con seis cruces negras y dos tiras colgantes, al frente y en la espalda, así como con pequeños clavos de seda que evocan los de la Pasión.
Se trata de un símbolo litúrgico que los arzobispos metropolitanos portan sobre los hombros durante celebraciones solemnes, como signo de su autoridad sobre la provincia eclesiástica que se les ha confiado, y de su comunión con el Sucesor de Pedro.
El palio es confeccionado con lana de corderos bendecidos el 21 de enero, en la festividad de Santa Inés, y alude al Buen Pastor que carga sobre sus hombros a la oveja perdida, así como al yugo suave y la carga ligera del Evangelio.