Epicondilitis, qué es y cómo solucionarla
Cómo hacer frente al 'codo del tenista', la dolencia que no solo afecta a quienes practican este deporte
Aunque es una lesión muy popular entre los que juegan a deportes de raqueta, lo cierto es que pueden sufrirla muchos otros colectivos y trabajadores
La epicondilitis, una tendinitis que afecta a los músculos del antebrazo, se conoce popularmente como 'codo de tenista' porque son muchos profesionales y aficionados a este deporte quienes la sufren.
Esta afección dolorosa en la parte del codo suele producirse por sobrecargas o uso excesivo de la zona, por lo que es muy común entre cualquier practicante de algún juego de raqueta, como tenis, padel, squash, frontón...
Sin embargo, esta dolencia acecha a mucha población que jamás ha practicado algunos de estos deportes anteriormente referidos. Oficinistas, camareros, empaquetadores, trabajadores de la limpieza o cajeros de supermercado pueden llegar a sufrir la epicondilitis, dado el uso que hacen del brazo y del codo en sus respectivos empleos.
Incluso estudiantes y jóvenes que aún no estén en edad laboral pueden verse afectados, fundamentalmente por el uso del teléfono móvil. La tormenta perfecta puede desencadenarse por una combinación de estas actividades, es decir, trabajar por ejemplo en alguna de estas áreas, usar el dispositivo celular a menudo y para más inri, tener un deporte de raqueta como hobby.
Cómo tratar el codo de tenista
Como resultado de esos esfuerzos y sobrecargas musculares, se producen microrroturas de repetición que dan lugar a una inflamación que provoca molestias y dolor incapacitante.
La primera medida que debemos tomar es el reposo de la actividad que creemos que la haya provocado. En el caso de los tenistas, se antoja vital un periodo de descanso para no empeorar la dolencia. El tratamiento de choque en esas primeras fases de la enfermedad es aplicar hielo (nunca directamente sobre la piel) en la zona afectada y algún tipo de tratamiento antinflamatorio, que mitigará el dolor.
Una vez pase el dolor, existen varios estiramientos del antebrazo que ayudan a destensar la zona, así como otro tipo de ejercicios de fortalecimiento con mancuernas de pequeño peso para reforzar la zona que soporta esa sobrecarga. Solo los deberemos llevar a cabo cuando ya no exista dolor.
El problema real de la epicondilitis es cuando pasa de una simple molestia a cronificarse en el tiempo. Los profesionales antes citados que utilicen mucho sus brazos para trabajar pueden recurrir a una codera o banda o brazalete para esta lesión, ya que en el mercado existen varias ofertas y específicas. Con ella, la zona afectará estará más segura, ya que los tendones realizarán un menor trabajo.
Cuando el pronóstico tiende a empeorar y necesitamos otras alternativas, existen soluciones más invasivas como las infiltraciones, vitales en el caso de los tenistas. Son muy populares las que infiltran ozono o derivados del ácido hialurónico, por su eficacia.
Transcurridos unos seis meses, el 90 % de las epicondialgias suelen desaparecer con estos tratamientos. El resto de los pacientes, entre el 5 o el 10 %, suelen ser candidatos a la cirugía.
Cuando lo anterior no ha funcionado, y nuestro codo sigue sin librarse del dolor, pasar por el quirófano, aunque sea la última opción reservada, tiene resultados alentadores y casi todos los operados se curan. Solo un porcentaje muy reducido pierde algún porcentaje de movilidad o permanece con algún tipo de dolor.