Manuscritos medievales como el MS Cotton Vitellius C III destacan usos de hierbas que reflejan las tendencias de bienestar modernas

Manuscritos medievales como el MS Cotton Vitellius C III destacan usos de hierbas que reflejan las tendencias de bienestar modernasEuropa Press

Descubren que algunos remedios de la medicina medieval ya se usaban hace siglos y ahora son virales en TikTok

Algunas de las recetas halladas en estos manuscritos recuerdan a prácticas promocionadas hoy por los llamados «influencers» del bienestar, como ungüentos o métodos de desintoxicación

Una reciente investigación internacional ha puesto de manifiesto que la medicina practicada durante la Edad Media, tradicionalmente considerada como una época oscura, poseía un grado de sofisticación mucho mayor del que se le atribuía hasta ahora. De hecho, algunos de los remedios empleados en aquel tiempo están resurgiendo en la actualidad como tendencias virales en plataformas como TikTok.

El proyecto, en el que colaboran expertos de la Universidad de Binghamton y de la Universidad Estatal de Nueva York (ambas en Estados Unidos), revela que la población medieval no vivía recluida en castillos ni dominada exclusivamente por la superstición. Al contrario, desarrollaban prácticas médicas basadas en los conocimientos más avanzados de su tiempo, muchas de las cuales encuentran hoy paralelismos en las modernas corrientes de bienestar y cuidado del cuerpo.

«La gente se involucraba con la medicina a una escala mucho mayor de lo que se creía», señala Meg Leja, profesora asociada de Historia en la Universidad de Binghamton, especializada en la historia política y cultural de la Europa tardoantigua y medieval. Según explica, los habitantes de esa época mostraban un profundo interés por hallar remedios, observar la naturaleza y registrar sus hallazgos, incluso en aquel periodo que ha sido denominado como la «Edad Oscura».

Fruto de este interés es el Corpus de Medicina Latina de la Alta Edad Media (CEMLM), un ambicioso catálogo financiado por la Academia Británica que ha conseguido reunir cientos de manuscritos médicos anteriores al siglo XI. La iniciativa ha incorporado numerosos textos que habían sido ignorados por inventarios anteriores, lo que ha permitido prácticamente duplicar el número de documentos médicos conocidos hasta ahora de ese periodo.

Algunas de las recetas halladas en estos manuscritos recuerdan a prácticas promocionadas hoy por los llamados «influencers» del bienestar, como ungüentos o métodos de desintoxicación. Una fórmula, por ejemplo, aconseja triturar el hueso de un melocotón, mezclarlo con aceite de rosas y aplicarlo en la frente para aliviar el dolor de cabeza. Aunque pueda parecer extravagante, un estudio de 2017 respaldó la eficacia del aceite de rosas para calmar migrañas.

También se ha documentado el uso de lo que podría describirse como un champú de lagarto, preparado con fragmentos del animal, que se aplicaba tanto para favorecer el crecimiento del cabello como para eliminarlo, en un claro antecedente de tratamientos modernos como la cera depilatoria. «Muchas de las cosas que se ven en estos manuscritos se están promocionando actualmente en línea como medicina alternativa, pero existen desde hace miles de años», subraya Leja.

Durante los últimos dos años, Leja ha trabajado junto al resto del equipo en la edición y publicación en línea del nuevo catálogo, revisando manuscritos en toda Europa y encargándose de su edición y formato. Esta labor se suma a su ya dilatada trayectoria en el estudio de la medicina medieval, temática que abordó en su obra previa Encarnando el alma: Medicina y religión en la Europa carolingia.

Sorprendentemente, muchos de estos textos fueron descubiertos en los márgenes de manuscritos que nada tenían que ver con la medicina, como tratados de gramática, poesía o teología. Para Leja, este hecho demuestra la importancia que se concedía entonces a la salud corporal y al deseo de comprender y controlar sus dolencias.

Pese a que la escasez de fuentes documentales ha contribuido a la percepción de este periodo como oscuro, Leja sostiene que, lejos de despreciar el conocimiento, los habitantes de la Alta Edad Media mostraban un vivo interés por la ciencia, la observación del mundo natural, la utilidad de las sustancias y la identificación de patrones.

El equipo investigador tiene previsto seguir ampliando el catálogo con nuevos manuscritos, así como editar y traducir algunos textos médicos con el fin de incorporarlos a la docencia.

Leja concluye que, si bien los catálogos tradicionales se centraban en textos atribuidos a figuras de prestigio como Hipócrates, no siempre se trataba de los más influyentes en la práctica médica cotidiana de la época. Un repertorio más amplio permitirá, según ella, presentar una visión más fiel de la medicina medieval en su diversidad y riqueza.

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