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28/02/09
En la foto con un red bull

Los médicos alerta de los riesgos asociados a las bebidas energéticas© BIG / Enfoque Reportajes

Qué le pasa a tu cuerpo si consumes bebidas energéticas

En los últimos años, el consumo de bebidas energéticas se ha multiplicado, en parte influenciada por campañas publicitarias que las definen como bebidas refrescantes creadas para incrementar la resistencia física, proporcionar sensación de bienestar y estimular el metabolismo, capaces de suministrar un elevado nivel de energía proveniente de una combinación de ingredientes adicionados por sus posibles efectos estimulantes, según afirma un documento del Plan Nacional sobre Drogas.
Dicho informe explica que estas bebidas contienen una mezcla de compuestos que incluyen la cafeína, glocuronolactona y vitaminas. Algunas atribuyen sus propiedades estimulantes a aminoácidos como la taurina o a su contenido en extractos de hierbas como el ginseng o la guaraná, y en algunos casos se agregan minerales, inositol y carnitina.
El extendido consumo de bebidas energéticas como Monster, Red Bull, Burn o Energy por parte de la sociedad supone un riesgo que muchos consumidores desconocen, más aún si se produce en edades tempranas. Así lo afirma el pediatra del Grupo Hospiten, el Dr. Hilario Sosa, que advierte sobre los efectos adversos que la ingesta regular de estos estimulantes puede causar especialmente a los menores.
Entre los efectos perjudiciales para la salud se encuentran, según el especialista de Hospiten, taquicardias, aumento de la tensión arterial, arritmias e incluso, dice «en algún caso se le ha relacionado con la muerte súbita en jóvenes».
«Las bebidas energéticas se componen principalmente por una cantidad de café que oscila entre los 200 y 400 mg, que es lo relativo a tres tazas de café. A esa cantidad, que supera la dosis máxima de cafeína diaria recomendada, se le añaden productos como ginseng, taurina, complejos vitamínicos y azúcar en cantidades importantes», aclara.
En el aspecto neurológico puede provocar insomnio, irritabilidad, estrés, ansiedad e incluso daños renales secundarios a los problemas cardiovasculares, aunque, apunta «los efectos por el consumo a largo plazo aún están por estudiarse».
La obesidad es otro efecto alarmante, que se produce en muchos casos en combinación con el sedentarismo. El Dr. Sosa advierte «todos los organismos internacionales relacionados con la salud, desde la Academia Americana de Pediatría, la Sociedad Española de Pediatría hasta la Organización Mundial de la Salud han estudiado el daño que le produce a nuestra juventud el consumo de estas bebidas».

Consumo cada vez más precoz

Los especialistas han detectado un comienzo precoz en la edad de consumo. El Dr. Sosa cree que se debe a varios factores entre los que se encuentra «la venta en supermercados, tiendas de barrios o grandes superficies donde se localizan al lado de bebidas o refrescos». Y, además, no aparecen etiquetadas como bebidas peligrosas y la preocupación de los pediatras es que los niños comienzan a consumir este tipo de bebidas a partir de los 10 años. Estas bebidas muchas veces se confunden con las isotónicas, utilizadas para calmar la fatiga y recuperar las sales y el agua que se pierden haciendo deporte. «El principal problema de las bebidas energéticas es la alta adicción que producen, debido principalmente a la cafeína y el azúcar».
La falta de información entre la población adolescente, que muchas veces hacen un mal uso de esta bebida tomándola con alcohol, evidencia la necesidad de concienciar a una edad temprana. La recomendación del Dr. Sosa es «no utilizar este tipo de bebidas, los adultos en un momento determinado podrían tomar una cantidad en formato pequeño. Los adolescentes, nunca». Algunos países incluso, se han propuesto limitar o prohibir el consumo entre jóvenes.
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