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El frío podría modificar la expresión genética de espermatozoides y óvulosFreepick

Un estudio revela cómo el mes de nacimiento influye en la grasa corporal

El frío podría modificar la expresión genética de espermatozoides y óvulos

El mes en el que una persona es concebida podría tener un impacto notable en su metabolismo, especialmente en la forma en que el cuerpo almacena y quema grasa, según un estudio de la Universidad de Tokio. Los investigadores, liderados por Takeshi Yoneshiro descubrieron que aquellos niños concebidos durante octubre, noviembre y diciembre tienden a tener un funcionamiento metabólico distinto al de quienes fueron concebidos en épocas más cálidas.

En una muestra de 356 hombres jóvenes y sanos, científicos japoneses hallaron que los concebidos en invierno mostraban una mayor actividad del tejido adiposo pardo, una grasa que, en lugar de almacenarse, quema energía para mantener el cuerpo caliente y regula el nivel de azúcar en sangre.

Estos mismos participantes también presentaron un mayor gasto energético, un índice de masa corporal (IMC) más bajo y menos acumulación de grasa visceral, lo que indica un mejor estado metabólico general.

En personas con sobrepeso u obesidad, la actividad del tejido adiposo pardo (TAP) suele ser baja. Para validar sus hallazgos, los investigadores analizaron una segunda muestra de 286 adultos —hombres y mujeres de diferentes edades— y detectaron asociaciones significativas, aunque más moderadas, entre la concepción en estaciones frías y una mayor actividad de grasa parda, junto con menor IMC, grasa visceral y circunferencia de cintura.

Una de las hipótesis del trabajo, publicado en la revista Nature Metabolism es que el frío podría modificar la expresión genética de los espermatozoides o los óvulos, y estos cambios podrían transmitirse a la descendencia en el momento de la fecundación. Los autores del estudio, proponen que esto podría ser una forma de «adaptación predictiva al frío», transmitida de generación en generación para mejorar la supervivencia en climas fríos.

El equipo considera que la mayor actividad del tejido adiposo pardo es un factor clave detrás de estos beneficios metabólicos. Por ejemplo, el IMC por sí solo no mostró una conexión directa con la estación de concepción. Aunque los hallazgos son correlacionales, respaldan investigaciones anteriores que indican que la estación de nacimiento puede influir en la salud futura.

Curiosamente, el estudio no encontró una relación directa entre la fecha de nacimiento y la salud metabólica, pero sí entre esta y la fecha estimada de concepción (aproximadamente 266 días antes del nacimiento).

Este concepto, al que llaman 'Orígenes de la salud y la enfermedad antes de la fertilización', aún requiere más investigación, aunque ya se ha observado en estudios con ratones: la exposición al frío antes de la concepción puede mejorar el metabolismo de la descendencia mediante cambios epigenéticos en el esperma.

De hecho, al aplicar estos resultados a humanos, se encontró que quienes fueron concebidos en meses fríos tenían un 3,2 % más de probabilidad de tener tejido adiposo pardo activo. Por el contrario, los concebidos en meses cálidos tenían mayor tendencia a carecer de esta grasa activa.

Los concebidos en meses cálidos tenían mayor tendencia a carecer de esta grasa activa

Para profundizar en sus hallazgos, los investigadores expusieron a los participantes masculinos a una temperatura de 19 °C durante dos horas, evaluando su actividad metabólica y de grasa parda antes y después de la exposición al frío, en comparación con estar sentados a temperatura ambiente.

Resultados del estudio

Los resultados mostraron que aquellos concebidos entre el 1 de enero y el 15 de abril o entre el 17 de octubre y el 31 de diciembre, mostraban una mayor actividad del TAP que los concebidos en el periodo cálido comprendido entre el 16 de abril y el 16 de octubre. También se analizaron las temperaturas reales antes y después del nacimiento, encontrando una asociación similar.

«Una de las principales fortalezas de nuestro estudio es el uso del método estándar de oro para evaluar el TAP, junto con una muestra amplia y saludable», señalaron los autores. Esto les permitió observar con mayor certeza el impacto del estrés por frío en la actividad de este tipo de grasa en humanos.

Yoneshiro y su equipo enfatizan la necesidad de comprender mejor cómo se almacenan y heredan las memorias celulares para entender cómo factores ambientales como el clima, la alimentación o el ejercicio pueden afectar a los gametos (óvulos y espermatozoides) y, por tanto, a la próxima generación.

Como señaló el epigenetista Raffaele Teperino en una revisión independiente del estudio, «la salud de los padres y su exposición a factores ambientales en el momento de la concepción, junto con la salud materna durante la gestación y la lactancia, están emergiendo como factores cruciales en la salud futura de los hijos y en el riesgo de enfermedades complejas no transmisibles».

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